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Año VIII - Edición 153 19 de noviembre de 2009

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II Congreso “Constructores del bien común” - “Una nación para todos en la Argentina del Bicentenario”

  • Notas

Durante los días 23 y 24 de octubre se presentó el II Congreso “Constructores del bien común”, titulado “Una nación para todos en la Argentina del Bicentenario”, como un espacio para discernir, escuchar, dialogar y proponer, intentando además de avizorar el futuro, edificar una sociedad más justa y plena.

El acto de apertura tuvo lugar el 23 de octubre en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho y participaron el Decano de la Facultad, Prof. Dr. Atilio A. Alterini; el Presidente Honorario de la Fundación Latina de Cultura, Dr. Guillermo Cartasso; la Presidenta del Consejo de Administración, Dra. Ayelén Tomasini de Scorza; el Director Ejecutivo, Dr. Ezequiel Abásolo; y la Directora Ejecutiva Adjunta, Dra. Elina María Tejerina.

Inicialmente, el Dr. Guillermo Cartasso consideró que referirse al bien común presupone concebir lo común, “aquello que es de todos, que nos une y nos congrega”, aclaró. Además, resaltó que la cultura de la barbarie se verifica en la inseguridad, en la falta de institucionalidad y de previsibilidad, en la primacía de los intereses de un sector, en la asociación de los conceptos de sociedad, mercado y Estado, la falta de políticas públicas y confusión de éstas con simples políticas de gobierno. Opinó entonces que “la convivencia democrática y republicana está verdaderamente herida y la indiferencia ciudadana fue una de las causas más graves que nos llevaron a este estado de situación”. Sin embargo, mencionó poderosas razones de esperanza a través de las comunidades y personas que no renuncian a su naturaleza social, a su identidad de hombres y mujeres de comunión. Instó a superar el individualismo y saber que la comunidad sólo construye su futuro sobre la verdad, la justicia y la misericordia. Finalmente, afirmó que “en medio de un panorama sombrío, el compromiso público es posible, la política vale la pena y se la debe contemplar como el darse a uno mismo en el servicio a los demás, al bien común, que no es de nadie en particular pero es de todos en común”.

Posteriormente, el Dr. Atilio A. Alterini aseveró que la Universidad pública, como sede de estas jornadas y sostenida por la sociedad, debe estar atenta a sus problemas para procurar alternativas de solución. De esta manera, manifestó que la generación más joven debe aprovechar el privilegio de haber nacido y vivido íntegramente en democracia, advirtiendo que ésta no alcanza y que precisamos una República. En tal sentido, indicó que la Generación del 37 le dio al país una República sin democracia; la generación del 80, con la ley Sáenz Peña, posibilitó que aquella República fuera democrática; y desde que hemos vuelto a tener democracia, en el año 83, tenemos pendiente la República, los valores republicanos y el cumplimiento puntual de la Constitución Nacional.

Acto seguido, el Panel de apertura sobre “El bien común en el horizonte del bicentenario” estuvo desarrollado por el Psicólogo Dr. Claudio García Pintos y el Embajador argentino ante la Santa Sede y en la Orden de Malta, en Roma, desde 2003 a 2008, Carlos Luis Custer. Los comentarios estuvieron a cargo del Politólogo Lic. Hernán Mourett y la moderadora fue la Lic. Amphitriti Combothekras.

En primer término, el Dr. Claudio García Pintos tomó al bien común desde la persona humana. En tal sentido, remarcó que el hombre resuelve o satisface sus tendencias de transitividad estableciendo vínculos pero la cultura nos hace creer que ser libre es no tener ataduras de ningún tipo, “por ello tenemos la gran crisis de compromiso y responsabilidad”, aseguró. A su vez, distinguió aquellas tendencias en dos tipos: a la asociación, por la cual el hombre vive en sociedad y significa “estar con los otros”, y la tendencia a la comunidad, definida como un “ser con los otros”, y a partir de esa tendencia el hombre establece comunidades. También explicó que el hombre es un ser social y además es comunitario -siendo esta última característica la que lo distingue de los animales- ya que las comunidades implican valores, respeto, reciprocidad, responsabilidad, lealtad, fidelidad, entrega, servicio, entre otras. Por lo tanto, aseveró que el fundamento antropológico del concepto bien común consiste en que el hombre tiende por naturaleza a la comunidad, es decir que “el bien común es equivalente al modo humano de vivir”, expresó. Asimismo, identificó tres características por las cuales el hombre vive en contra de su propia naturaleza: un creciente egocentrismo, ya que el individualismo base de disgregación; el felicismo, es decir, tener una idea infantil del concepto de felicidad, que consiste en que todo te salga bien y que no te pase nada, y si no se dan estas condiciones la felicidad no existe; y la placerización, opinando que la fortaleza viene de adentro para afuera, y no al revés. Para concluir, subrayó que el bien común no se construye, “tenemos que dejar de destruirlo porque el bien común se da por sí solo; ayudemos a que la gente viva como gente, humanicemos las cosas, demos la posibilidad de educarse, de comer, de trabajar y envejecer en dignidad”, finalizó.

Seguidamente, Carlos Luis Custer se refirió a que si bien no todos los hombres son iguales, todos deberíamos tener un mínimo de oportunidades y de subsistencia. De esta manera, estimó necesario comprometerse con los valores fundamentales que tienen que crear las bases de una sociedad más justa: “el cambio cultural y el esfuerzo en la educación son elementos que nos llevan a crear estas condiciones”, postuló. Asimismo, observó que además de la deficiencia política, deben cambiar ciertas pautas del tejido socioeconómico y debemos evolucionar hacia una actitud de responsabilidad social que no se limite sólo a obtener la mayor cantidad de ganancia en la menor cantidad de tiempo. También precisó que no hay sociedad que se estabilice y no hay democracia posible, si se quiere construir sobre excluidos. En este sentido, aclaró que si la estructura socioeconómica no cambia, la crisis será permanente y reiterada. Por ende, advirtió que la distribución de la riqueza es un elemento clave y debemos discutir cuál es el modelo de país que queremos.

Hacia el final, brindó algunos comentarios el Lic. Hernán Mourett, quien resaltó las coincidencias del panel. Comparó entonces al bien común con una casa donde existe un cimiento que permite darle solidez, las columnas son los proyectos, utopías, la fe y las ilusiones, las paredes están hechas de verdad y de consenso, de pactos que dan altura y permiten hacer realidad lo que las columnas proyectan, y un techo que es la justicia que protege a todo este entramado. A su vez, señaló que mientras algunos lo construyen, otros lo habitan de forma amorosa y fraternalmente, y éste es el desafío en el que tenemos que trabajar.

En el cierre del panel, se hizo entrega a los integrantes del diploma de participación en el Congreso.