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Año XI - Edición 203 08 de noviembre de 2012

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Homenaje de la Facultad al Profesor Emérito Roberto J. Vernengo

  • Notas

El 24 de octubre de 2012 se organizó en el Salón Rojo de la Facultad un homenaje al Profesor Emérito Roberto J. Vernengo.

En primer lugar, la Decana Mónica Pinto explicó que la designación de los profesores eméritos requiere del acuerdo del Consejo Directivo dela Facultad y también del Consejo Superior dela Universidad. También argumentó sobre la importancia de estos homenajes, representando “actos de afecto, un acto que es básicamente un mimo para el homenajeado, estamos mimándolo a Roberto Vernengo y diciéndole todo lo que lo queremos, todo lo que esta Facultad tiene para agradecerle. Una Facultad en la que ha transcurrido una innumerable cantidad de años de su vida, una Facultad en la que ha enseñado, en la que ha investigado, en la que ha formado gente”.

El elogio académico estuvo a cargo de Carlos A. Venier que comentó la forma en que conoció al homenajeado. Ocurrió cuando se contactó con Vernengo para preguntarle si podría ser su director de tesis. Luego, trabajaron conjuntamente en una cátedra de esta casa. Por otro lado, indicó que Vernengo nació en la Ciudad de Buenos Aires en el año 1926. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, se recibió de abogado en esta Facultad y tuvo como profesor a Carlos Cossio. En aquella época, los textos principales en los que se formó fueron la doctrina clásica centroeuropea que influenciaron al pensamiento de Ambrosio Lucas Gioja y Carlos Cossio, con el aditamento de otras obras provenientes de la filosofía analítica o del círculo de Viena. Venier prosiguió expresando que “en el año 1948 siendo aún alumno de la Facultad de Derecho publicó su primer libro: La retractación como eximente de pena en el derecho argentino. Un libro que aún hoy es objeto de comentarios y de disputas calurosas”. Luego de sus estudios en Ginebra, Vernengo regresó en 1958 a esta Facultad de Derecho. “Durante la dictadura militar tuvo que abandonar el país y entre 1976 y 1983 residió en Méjico donde obtuvo su segundo doctorado. Con la restauración de la democracia regresó al país y le fue restituida su titularidad en la cátedra de filosofía del derecho”, añadió. Desde el año 1995 es Profesor Emérito de esta Facultad e investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Es miembro de la Asociación Argentina de Filosofía Jurídica y Social, de la Asociación Internacional de Filosofía del Derecho, entre otras. Entre sus principales obras es posible incluir: Investigación sobre la naturaleza del conocimiento jurídico, Curso de teoría general del derecho, El relativismo cultural desde la moral y el derecho y La interpretación de la ley. Adicionalmente, ha publicado más de 150 artículos y ensayos extensos, ha traducido más de 50 obras entre libros y artículos. Sobre el final de su elogio destacó que “hay algunas cosas que estaremos todos de acuerdo: el ímpetu y el espíritu arremetedor del profesor Vernengo se han mantenido desde aquellos 21 jóvenes años, y si hay otra característica que uno recordaría inmediatamente del profesor Vernengo es su apabullante erudición”.

Acto seguido, Gladys Álvarez también comentó la forma en que conoció por primera vez al homenajeado. Ellos se conocieron en un aula dela Facultad, ambos como docentes. Luego, relató algunas anécdotas sobre su convivencia en esta Facultad con Vernengo. Por ejemplo, explicó la creación del llamado Centro para el Desarrollo Docente. Álvarez advirtió que a Roberto Vernengo siempre le ha preocupado lo concerniente al proceso de enseñanza. De hecho, ha publicado una pequeña obra relativa a las clases magistrales, y la posibilidad de que los alumnos puedan adoptar una actitud de participación activa durante las mismas.

Asimismo, Daniel Mendonca declaró: “en realidad, todos los que hemos tenido el privilegio de ser alumnos de Roberto Vernengo podemos elogiarlo”. Su primer contacto con el homenajeado se dio durante sus clases 1963 y 1964 cuando se inauguró enla Facultad la carrera docente. Volvió a participar en una de sus clases en el año 1965. El examen final de esta clase consistía en la exposición de un tema a elección del alumno. Con notable temeridad a Mendonca intentó sin éxito innovar en el área de la lógica. Se trató de una crónica del fracaso, la cual le resultó excelente a Vernengo, debido al hecho de haber estimulado el pensamiento.

A su turno, Ricardo Guibourg trajo a la memoria del público presente algunas de los principales aportes de Vernengo en el ámbito de la filosofía del derecho. Así, se refirió a la metáfora del bisturí filosófico, donde de acuerdo al homenajeado enseñar derecho, aprender derecho, saber derecho no es una empresa descabellada e irracional, por más que valores, normas, construcciones teóricas, especulaciones filosóficas e ideologías políticas no solo enturbien el terreno de la actividad científica sino que muchas veces contiendan con ella por el dominio de aquel. Para Vernengo saber derecho, como resultado de un aprendizaje institucionalizado y racional, es contar con los instrumentos analíticos necesarios para que teorías, especulaciones e idolologías puedan ser sometidas tantas veces como sea menester al bisturí del análisis filosófico.

Por último, Roberto J. Vernengo, visiblemente emocionado, sostuvo: “agradezco a todos esto que me han hecho” y agregó que “todas estas relaciones humanas que creamos por la amistad y el amor son realmente como una exigencia ante la cual uno está siempre problematizado y no sabe cómo responder a ese amor y a esa amistad”. También se preguntó cómo es posible enseñar si consideramos que tenemos que mantener un cierto relativismo político y moral.

“Si hay otra característica que uno recordaría inmediatamente del profesor Vernengo es su apabullante erudición”, elogió Carlos Alberto Venier.