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Año XVIII - Edición 322 20 de junio de 2019

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Hacia una nueva constitución con perspectiva de género

  • Notas

El pasado 14 de mayo, en la Sala Vélez Sarsfield de la Facultad, se llevó a cabo la actividad “Hacia una nueva constitución con perspectiva de género”. Formaron parte de la charla en calidad de expositoras: María José Lubertino (profesora de Derechos Humanos y Principios de Derecho Constitucional y Derechos Humanos de la UBA y cofundadora de la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito), Graciela Alvarez Agudo (coordinadora General Constituyente Feminista), Lux Marina (secretaria de Relaciones Institucionales Constituyente Feminista) y Natalia Sereno (abogada especializada en género e investigadora de la UNTREF).

En primer lugar, María José Lubertino expuso que “la batalla en la Constituyente de 1994 fue para evitar que se incorporara una cláusula que bloqueara la posibilidad de la despenalización y la legalización del aborto”. Asimismo, aseveró: “Ya desde entonces cuando se discutía una reforma constitucional, las feministas veníamos hablando de que tenía que haber una reforma integral, de que el Estado tiene sexo, y es masculino”.

También expresó que “discutimos el lenguaje de género y si bien no logramos una constitución totalmente con un lenguaje inclusivo pueden ver en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires que los títulos y la primera mención de cada capítulo están en femenino y masculino”.

Luego Natalia Sereno se preguntó cómo abordamos desde el derecho una problemática de legitimidad moral de la violencia de género. “Estamos hablando de legitimidad moral precisamente por eso un catálogo de derechos no puede ser puesto en vigencia o vuelve a ser reabsorbido por un sistema absolutamente machista y patriarcal”, puntualizó y añadió que “si bien el catálogo de derechos está instituido en la Constitución de Buenos Aires, termina deviniendo en otra cuestión muy diferente que por las prácticas, usos y costumbres vuelven a cercenarse en un sistema mucho más represivo y regresivo”.

Hacia el final, puso de manifiesto la necesidad de que la nueva constitución “tiene que tener una potencia que genere nuevas realidades sociales y nuevas conductas. (…) No queremos más una constitución de hombres y para hombres, queremos una constitución para todas las personas”.

Por su parte, Lux Marina se refirió al poder constituyente originario y lo definió como “la facultad de cada une de nosotres de participar de las decisiones sobre cómo va a funcionar nuestra sociedad”. Además indicó que “una de las propuestas es que una constitución basada en el conocimiento feminista incluirá el conocimiento y restitución de derechos de todos los colectivos excluidos y violentados”. En cuanto la metodología, sostuvo que la metodología feminista garantiza la participación igualitaria de toda la ciudadanía en el proceso. Y desarrolló: “Es necesario asumirnos colectivamente constituyentes (…). Necesitamos que cada une reconozca en sí misme el conocimiento y la legitimidad necesaria para hacer propuestas e intervenir en la creación de la constitución”.

Finalmente, Graciela Alvarez Agudo comenzó diciendo que la Constituyente feminista “es el ejercicio del poder originario constituyente del cual somos portadoras para establecer las reglas de convivencia de un nuevo estado, un nuevo contrato social con perspectiva”. Y agregó que “hablamos de un poder instransferible, democrático, único, soberano e ilimitado para lo cual nos hemos convocado mujeres, lesbianas, trans, travestis y no bineres para el debate de los pilares troncales de la Nación de un proyecto de país inclusivo, igualitario, antirracista y de género”.