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Año XV - Edición 272 08 de septiembre de 2016

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Formación y cultura ocupacional de los agentes penitenciarios

  • Notas

Como parte del seminario permanente del Centro de Estudios de Ejecución Penal (CEEP), el 18 de agosto se debatió en torno a la formación y la cultura ocupacional de los agentes penitenciarios.

La actividad contó con la disertación de la doctora en Ciencias Sociales Karina Mouzo y el licenciado en Sociología Waldemar Claus. El encuentro fue moderado por los profesores Leonardo Pitlevnik, director del CEEP, y Ramiro Gual.

La presentación de Mouzo, con fuerte anclaje en su tesis doctoral “Servicio Penitenciario Federal. Un estudio sobre los modos de objetivación y de subjetivación de los funcionarios penitenciarios en la Argentina actual”, propuso interesantes claves de lectura sobre la conformación del ideal penitenciario, que participa finalmente en la constitución de saberes, discursos y prácticas, a partir de la contraposición entre el ideal correccionalista y de defensa social, con notoria preeminencia del segundo. Destacó también el importante rol desplegado por el adiestramiento del cuerpo desde la escuela penitenciaria para la constitución de la subjetividad propia de un agente de prisiones, en particular en su adaptación al tiempo y al encierro. Aportó por último una clave de lectura relevante al momento de pensar la cohesión del grupo penitenciario, trastocando el concepto clásico de familia (utilizada por caso al momento de estudiar la agencia judicial), en la noción de familiarización. Así, la incorporación de nuevos sujetos a la fuerza penitenciaria estaría menos arraigada en lazos biológicos, reconociéndose por el contrario una sobredeterminación entre personas provenientes de sectores pobres y regiones desfavorecidas, en búsqueda de una estabilidad laboral poco disponible en aquellos contextos.

Waldemar Claus, por su parte, centra su estudio en el sistema penitenciario santafesino. En sus descripciones iniciales sobre la cultura ocupacional penitenciaria, destaca el emergente de la importancia del respeto como clave de interacción entre agentes y personas detenidas. Respeto que es bidireccional, es decir es esperado tanto de presos hacia penitenciarios como a la inversa, pero sumamente desigual, condición que refuerza la subordinación de las personas detenidas. El respeto, concluye Claus, es observado por los agentes penitenciarios a la vez como un antídoto frente al trabajo considerado degradado, y como una herramienta útil para la facilitación de la gestión del encierro. Provoca lazos de familiaridad que generan canales informales de negociación y circulación de información, siendo representada como una estrategia útil para la evitación de conflictos que alteran el orden interno.