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Año XIX - Edición 346 15 de octubre de 2020

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Encuentro Interdisciplinario por el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo

  • Notas

Los días 15 y 22 de septiembre tuvieron lugar las dos últimas conferencias en el marco del Encuentro interdisciplinario por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (ILE), actividad organizada en conjunto por el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes; La Campora Derecho; 14 Bis; Auge; Franja Morada; Protagonistas; Parte Actora; La Causa-Partido Obrero; JP Descamisados; Sur Derecho; La Mella Derecho; Megafón; Nexo Derecho; Campaña Nacional por el derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito; Red Universitaria por el Derecho al Aborto; Red de Profesoras de la Facultad de Derecho (UBA) y la Asociación de Abogados de Buenos Aires.

Derechos sexuales y reproductivos: una mirada desde la salud

El pasado 15 de septiembre se desarrolló la conferencia "Derechos sexuales y reproductivos: una mirada desde la salud", que contó con el aporte de Florencia Tiseyra, Sandra Bernabo, Estefania Cioffi y Daniela Gasparini.

En primer lugar, Daniela Gasparini señaló que el aborto legal es un asunto de salud pública y el acceso a la salud es un derecho. “Esto me da pie para hablar de interdisciplina, el abordaje integral del aborto pero también me da pie para hablar de la intersectorialidad, o sea, esa intervención cooperada, conjunta entre varios sectores de la sociedad como las organizaciones sociales, las organizaciones feministas para abordar procesos tan complejos”, sostuvo. Y agregó que “es gracias a la interdisciplina y la intersectorialidad que nos replanteamos, nos redefinimos a nosotres mismes como sujetes de cambio social y replanteamos nuestras prácticas y abordajes. Ahí es donde falta un montón para incluir la ESI dentro de la formación académica”.

En este sentido, expresó que “la falta de ley, el aborto legal, no es solamente una conquista de nuestros derechos a decidir sobre nuestro cuerpo -cuerpo físico, psíquico y social-, tiene un impacto sanitario serio en las vidas de las personas gestantes y tiene consecuencias realmente nocivas como la mortalidad. Cuando hablamos de mortalidad estamos hablando de las mujeres pobres. Es una situación que se para directamente sobre la grieta social porque quienes sufren las verdaderas consecuencias de los abortos clandestinos son las personas pobres”.

Luego indicó que es necesario desmitificar el aborto en el plano de lo deseable. “Nadie quiere transitar un embarazo no deseado, nadie quiere abortar, no es algo que se viva con placer, ni con felicidad. No me determino como sujeta con el deseo de abortar. En todo caso, está el deseo de maternar o no maternar en este momento, pero no está en el plano de lo deseable”. Y añadió que “cuando irrumpe este embarazo no deseado en la vida psíquica se transita con un montón de estados anímicos que se manifiestan a través de nervios, ansiedad, angustia, estrés y algo importante para destacar es que todos estos estado emocionales no están ligados a procesos naturales o biológico, sino que son consecuencias de construcciones sociales que nos dicen qué es ser una mujer o cuál su función social, lo que nos han impuesto a las mujeres o las personas gestantes, nos han ubicado en un lugar de reproducción”.

Sandra Bernabo comentó su experiencia como coordinadora del Comité de Prevención de las Violencias del Hospital Gral. De Agudos Tornú. “Las mujeres pobres de algún modo nos implicaron y nos llevaron a empezar a formarnos en la temática del aborto por el año 2010, cuando empezamos a formarnos con Lesbianas y Feministas. Fueron las mujeres de un asentamiento que el área programática de nuestro hospital tiene a su cargo las que vinieron a plantearnos que ya tenían hijos o que no querían tener hijes con esta pareja y que la decisión de ellas era interrumpir”, expresó. Comenzaron a hacer charlas sobre la temática y luego crearon con una colega un espacio de consejería de reducción de riesgos y daños. “Fue un trabajo de un par de años intensos, importantes, arduos de acompañar a las mujeres. En el 2017 contamos con la presencia de los residentes de medicina general y familiar que nos permitieron armar un equipo interdisciplinario y empezar a brindarles a las mujeres una verdadera asistencia completa que implica no solo el espacio del dispositivo con las psicólogas sino también la posibilidad de acceder a la consulta medida, al retiro de medicación en el centro de salud de forma gratuita y a acceder a una práctica”, agregó.

Seguidamente, afirmó que cada mujer atraviesa la decisión de interrumpir un embarazo de forma particular. “Más allá de que tenemos un protocolo que ayuda en un montón de cuestiones, no hay manera de armar un estándar. Lo que cada mujer atraviesa al momento de venir a consultar para poder acceder a un aborto es algo que tiene que ver con su propia historia, sus experiencias, con sus madres, con su abuelas, con lo que un hijo o una hija representa para esa persona”, indicó. Y sumó que hay que empezar a darle lugar a la discusión de los derechos no reproductivos: “El aborto y el erotismo son los síntomas justamente del imperativo de la maternidad. Ahí donde se supone que las mujeres somos meras incubadoras o máquinas reproductoras. En ese punto, el aborto y el erotismo vienen a plantear que las mujeres tenemos derecho a disfrutar placenteramente de la sexualidad”.

Por su parte, Florencia Tiseyra planteó que consideraba importante ampliar el concepto de equipos de salud. “Hay que empezar a hablar un poco más ampliados. No solamente los profesionales integramos los equipos de salud. Me parece interesante poder hablar del personal de salud y no de les profesionales de la salud y saber que desde que la persona ingresa al centro se topa con el personal de seguridad, de administración, de recepción, ya se está topando con personal de la salud que tiene que estar formado y que puede ayudar a que se acceda fácilmente a los derechos sexuales y reproductivos”, explicó. 

Asimismo, compartió su experiencia de trabajo en una consejería de salud ILE. “Tuve la posibilidad de intervenir muchas veces desde la ventanilla oculta de la farmacia en el centro de salud identificando casos de ILE. Muchas veces esa posibilidad no está porque a los profesionales no se los termina de integrar porque estamos bajo la norma del sistema médico hegemónico que no solamente es médicocentrista, sino que claramente es patriarcal, patronal, capitalista y liberal”, postuló. Y añadió que los/as profesionales deben ir de la mano de los activismos: “No vamos a  poder generar un sistema de salud justo que represente a nuestra sociedad si los diferentes activismos no nos atraviesan y no cambian nuestro sentido, nos retroalimentamos y aprendemos conjuntamente”.

En relación con su profesión, expresó que “les farmaceutiques somos un poco especialistas en administrar esos recursos que permiten que las personas alcancen el tratamiento que necesitan. Esos recursos pueden ser medicamentos como pueden ser productos médicos, tecnología médica o alimentos, como muchas veces, un buen consejo”. En ese sentido, remarcó que “la función de la consejería aparte de contener y guiar tiene un poco la función de mostrar todos los elementos, todos los recursos con los que se puede abortar que tienen que ver con los medicamentosos pero también con los instrumentales. Podemos pensar en formas distintas, en formas seguras. No hay una sola forma de abortar, no hay un solo método. Cada persona tiene que poder adaptarse o que los métodos se adapten a las personas para poder darle la forma más segura”.

Para finalizar, Estefania Cioffi sostuvo que “para poder pensar por qué el aborto es una cuestión de salud pública y de salud colectiva tenemos que pensar en dos grandes esquemas. Uno tiene que ver con el derecho a decidir y a la autonomía, pero también tiene que ver con una cuestión de salud pública, entendiendo y sabiendo que es la principal causa de muerte individual en personas que tiene la capacidad de gestar”. Y se interrogó sobre el rol que deben llevar adelante las trabajadoras de salud es que hacemos frente a esa situación que se da en las vidas de las personas. “¿Las abandonamos o las acompañamos? Nosotras venimos aprendiendo efectivamente de las organizaciones feministas y no de los lugares donde nos formamos porque definitivamente todo lo que yo aprendí dentro de la universidad fue para obstaculizar el derecho al aborto, para negar la práctica o para tratar simplemente las complicaciones, es decir, cuando las personas llegan con las complicaciones por el aborto inseguro”.

En esa misma línea argumental, planteó que el aborto es pone en jaque al modelo médico hegemónico. Para cerrar, expresó que “si el trabajador o la trabajadora de salud desde el primer momento, desde la farmacéutica, pero también desde la persona que está en la puerta recibiendo a la gente tiene una perspectiva de salud integral, va a poder acompañar a esa persona a construir si piensa que ese embarazo pone en riesgo su salud o no”. Y sumó que “la posibilidad de formarnos, deformarnos y volver a formarnos en términos de salud feminista o tener trabajadores y profesionales de salud feministas es elemental y me parece que eso es lo que vamos construyendo”.

Rol del movimiento estudiantil

El pasado 22 de septiembre se llevó adelante la conferencia "Rol del movimiento estudiantil".Expusieron: Tamara Hall,Trinidad Mato, Lucía Cámpora, Ofelia Fernandez y Tatiana Fernández Martí.

Por su parte, Tamara Hall recordó su militancia en la Agrupación Franja Morada. En ese marco, comentó sobre el pronunciamiento por parte del Consejo Directivo de la Facultad a favor del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo que se trató en el Congreso de la Nación en 2018. “Pudimos lograr que la Facultad pueda marcar esta importancia y nosotros estábamos a favor de esto porque dábamos cuenta de que la posibilidad de las personas gestantes de autodeterminarse y poder decidir sobre su propia vida por medio de la interrupción voluntaria del embarazo era una deuda pendiente de la democracia y lamentablemente continúa siéndolo”, señaló.

En relación con lo anterior, afirmó que “la Facultad no podía estar exenta de esta situación de que el Estado argentino nos pone un límite restringiendo nuestra libertad únicamente por nuestra condición de personas gestantes. Y este límite lo impone por medio de la habilitación del poder punitivo”. Y agregó que “el sistema de criminalización que tenemos actualmente lejos de disminuir la cantidad de abortos que se realizan en nuestro país nos lleva indefectiblemente a la clandestinidad y nos obliga a interrumpir nuestros embarazos de formas inseguras, reproduciendo de este modo las desigualdades en términos de género y clase”.

Por último, destacó que “lo único que nos queda es la certeza de que nuestro poder de acción es más grande y hay que tener audacia. Eso es lo que tiene que tener el movimiento estudiantil y replicarlo con más intensidad y que la lucha para que sea efectiva debe ser realmente transversal. Confiemos en nuestro acuerdo por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y continuemos juntes, todes les que estamos presentes hoy por conformar una nueva sociedad realmente”.

En tanto, Trinidad Mato planteó que el principal saldo de la pelea por el derecho al aborto está asociado a “que hay un montón de compañeras que empezaron a comprender a la política como una herramienta de transformación”. Reflexionó: “Ese es uno de los saldos del feminismo que a mí me parece que son sumamente relevantes o sumamente positivos. El hecho de empezar a pensarnos también en otros planos y empezar a comprender la existencia como algo político cuando se enmarca en algo un poco más colectivo”.

En esta misma línea argumental, destacó el rol de las estudiantes secundarias en la lucha por la ILE. “En buena parte fue porque para entender cómo funciona el patriarcado y para comprender cómo funciona el sistema o entender el feminismo no se necesitan diez mil libros sino que salís de tu casa hay un tipo que te hace un comentario en la esquina y ya lo entendiste y entendés también que es necesario cambiar esa realidad partiendo de una perspectiva de género necesaria para una sociedad un poco más justa”, indicó. 

Finalmente, señaló que “el movimiento estudiantil siempre se definió a partir de ser gestante de un montón de reivindicaciones y victorias concretas a lo largo de la historia. Podemos hablar de Reforma Universitaria, del 16 de septiembre, podemos hablar de la interrupción voluntaria del embarazo. El rol del movimiento estudiantil creo que está clarísimo y es de lucha y es de resistencia, pero sobre todas la cosas, de buscar alternativas”.

Tatiana Fernández Martí se refirió a la problemática del aborto en América Latina y afirmó que “el 97 por ciento de las mujeres latinoamericanas no podemos tener acceso a un aborto legal, seguro y gratuito sobre la base de nuestras propias condiciones. Estamos hablando de una política general de fuerte disciplinamiento y control sobre nosotras, sobre nuestros derechos y sobre nuestras decisiones”. Y añadió que “no es casualidad que esto se pronuncie aún más en un contexto en el que los únicos números que suben son los del hambre, la pobreza, las distintas medidas de ajuste que recaen sobre nuestras espaldas”.

“Supimos construir un movimiento no solo muy enérgico en su reclamos, sino que impulsamos pañuelazos, tomas de colegios masivas, movilizaciones que conmovieron a un país entero, cortes de calle, martes verdes. Supimos construir un movimiento que se perfiló como el faro para el conjunto de los movimientos de mujeres y de diversidades en toda Latinoamérica”, manifestó. Asimismo, expresó que el movimiento sufre de una parálisis. “Es lógico que haya sucedido esto donde una mayoría social que también conforma nuestro movimiento puso unas altas expectativas cuando el nuevo gobierno dijo en campaña electoral y también abrió la asamblea legislativa en principio de marzo diciendo que el aborto legal, seguro y gratuito iba a estar garantizado”, puntualizó.

A continuación, señaló que “el desafío que tenemos no solo de poner en pie este movimiento, de volver a luchar efectivamente para colocar la responsabilidad del gobierno, que tiene que habilitar que se trate el proyecto de ley, sino también construir un movimiento que sea independiente de todos los gobiernos para poder luchar efectivamente pero todas nuestras demandas”.

A su turno, Ofelia Fernández enfatizó que “la lucha por el aborto legal fue una pedagogía en sí misma porque en ella lo que actualmente se piensa que discutimos es ese derecho y los mandatos de maternidad, pero en realidad fue mucho más allá y hay algo ahí que es muy potente y que no se ve con esa claridad en otros fenómenos”. Explicó que esa pedagogía implicaba múltiples aprendizajes: “A todas esas pibas las sumo a comprender que tenía que haber una perspectiva de clase en tanto decíamos que el aborto mataba a las que no tenían recursos. Fue pedagógico en tanto permitió salir de características solamente biologicistas, en el momento en el que pudimos hablar de personas gestantes y al reconocer esa evolución en nuestra pelea. Fue pedagógico en tanto nos hizo darnos cuenta que teníamos necesariamente que formular liderazgos propios”.

Además recordó cómo se gestó ese proceso de lucha por la despenalización del aborto. “La conjugación de la persistencia de las pioneras con la masividad que aportaron las nuevas generaciones”, reflexionó y sumó que “en esa persistencia se vence y se construyen los cimientos sobre los cuales existió también la humildad y la capacidad de reconocer que el sujeto protagónico para hacer efectiva esa transformación iba a ser otro”.

Sobre la situación actual del movimiento, indicó que “hay una serie de elementos que hablan de que se está empezando a jerarquizar nuestra agenda, que es una agenda que tuvimos que imponer y la fuerza la llevó hasta ahí pero hay terreno fértil para que se lleve a cabo con la mayor radicalidad posible. Pero eso no va a depender solamente de la voluntad política de quienes toman las definiciones, sino también de la audacia con la que nos podamos imponer en las discusiones”. Y concluyó: “El movimiento tiene que elevar su temperamento. Tenemos que empezar a inventar ya cómo poner en juego a la misma capacidad estratégica que mostramos en la movilización en un momento en el que no es ese el camino que vemos posible”.

Por último, Lucía Cámpora historizó brevemente el proceso que dio lugara la pelea por el derecho al aborto y destacó los aprendizajes del mismo: “Uno tiene que ver fundamentalmente con la conciencia de que toda lucha es siempre colectiva, la necesidad de poder construir de manera colectiva. Y el segundo aprendizaje, que es consecuencia de ese primero, de que si la lucha es colectiva entonces hay que aprender a construir los consensos necesarios para generar la unidad. Y ahí el movimiento de mujeres me parece que dio un paso enorme”. Y sumó que “en el movimiento estudiantil el primer hecho de unidad que pudimos construir que cruzó todo el arco político fueron las movilizaciones de mujeres”.

Luego comentó qué podía aportar el movimiento estudiantil específicamente a esta discusión. “Asumiendo esa tarea que nos toca muchísimo más inmediata que tiene que ver con mirar hacia adentro de nuestro propios ámbitos de pertenencia y cómo transformarlos. Pienso precisamente en una agenda estudiantil que tiene muchísimo para aportar en el debate del aborto no solamente por la discusión que en las puertas del Congreso, sino por las discusiones que tiene que dar puertas adentro de las universidad, y en nuestro caso, de la Facultad de Derecho”.

Finalmente, sostuvo que “estoy convencida que transformando estos ámbitos de formación es como el día de mañana vamos  a avanzar realmente a largo plazo para construir una sociedad más igualitaria”. Tras mencionar una serie de demandas y reivindicaciones pendientes, destacó que “tiene que redundar en la mayor disputa de todas que tiene que ver con los contenidos de los planes de estudio. Tenemos que pelear por incorporar perspectiva de géneros en los planes de estudio”.


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