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Año XVIII - Edición 327 03 de octubre de 2019

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Encuentro de Derechos Humanos con Marcelo Alegre

  • Notas

En la Sala Vélez Sarsfield, el pasado 16 de septiembre tuvo lugar un encuentro de Derechos Humanos con Marcelo Alegre convocado por el Centro de Derechos Humanos (CDH).

El orador compartió su experiencia académica y trayectoria profesional en el ámbito de la docencia y la investigación. Marcelo Alegre es abogado de la Universidad de Buenos Aires, LL.M. y doctor en Ciencias Jurídicas por la New York University School of Law. Es profesor titular regular de Derecho y Filosofía en la Facultad y Global Law Professor de NYU. Es director del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales "Ambrosio L. Gioja". Fue secretario de Investigación de la Facultad y actualmente dirige el Programa NYU Law Abroad: Buenos Aires. Ha dirigido proyectos de investigación, publicado artículos y libros y expuesto en el Congreso y ante la Corte Suprema de Justicia en torno a temáticas relacionadas con la filosofía del derecho, la filosofía moral y política, teorías de la democracia, derechos humanos, libertad religiosa, autonomía, entre otras.

Tras una introducción por parte de la coordinadora del CDH, María de los Ángeles Ramallo, el profesor Alegre contó que realizó el curso de ingreso a la Facultad, que duró un año, durante la dictadura y dio su primera materia dentro de la carrera de Abogacía en diciembre de 1983. “Eso me permitió ver realmente el cambio de la noche al día que significó la universidad democrática”, señaló. También recordó que “el primer decano normalizador es Eugenio Bulygin, profesor de Filosofía del Derecho, que tomó varias decisiones que son muy importantes aún hoy para la Facultad”.

Por otro lado, señaló que “en la filosofía del derecho antes de la democracia había dos grandes corrientes que existían en la Facultad. Por un lado, el iusnaturalismo de corte católico, medieval y conservador, que era la visión dominante”. En contraste, “había una pequeña corriente positivista y analítica, muy orientada al análisis lógico de las normas”, expuso. Los dos grandes líderes académicos de ese enfoque eran Carlos E. Alchourrón y Eugenio Bulygin. “Con el despertar de la vida política, se abre un enfoque nuevo dentro de la corriente analítica, encabezado por Carlos Nino, que se sumergía en cuestiones normativas y políticas que la visión analítica hasta ese momento quería evitar. Comienza en los ochenta a hacer filosofía del derecho muy vinculada a la fundamentación de los derechos humanos, de la democracia, de los problemas del presidencialismo, entre otras. Adopta una agenda absolutamente politizada, vinculada con los temas urgentes que enfrentaba la democracia en ese momento”, desarrolló. En este marco, detalló que entre 1984 y 1985, ingresó en un seminario de Filosofía que coordinaba Nino en el Instituto Gioja: “Ingresar en la cátedra de Carlos Nino, que era uno de los filósofos del derecho de esta Facultad, significó una apertura intelectual enorme para nosotros en ese momento y marcó esos años de formación con el trabajo de su cátedra y el trabajo en el Consejo para la consolidación de la democracia, que fue un organismo que creó Raúl Alfonsín, presidente en estos tiempos, coordinado por Carlos Nino”. Expresó en esta línea que “fue un enorme privilegio porque siendo estudiante tener la posibilidad de trabajar en un órgano asesor del presidente en temas innovadores”.

Más adelante, contó que en Estados Unidos realizó una maestría y un doctorado en la Universidad de Nueva York, donde trabajó cerca de algunos filósofos jurídicos y políticos admiraba, como Ronald Dworkin.

Acto seguido, manifestó: “Formo parte de un grupo de académicos en derecho que venimos empujando y propiciando hace ya muchos años que la Facultad aumente su planta de profesores y profesoras con dedicación exclusiva. Es muy importante para mejorar la calidad de las clases y de la investigación y para fortalecer la independencia de la académica jurídica. Es una vieja bandera que ya Carlos Nino defendió y sus discípulos lo seguimos haciendo”. Asimismo, puntualizó: “Soy docente hace muchos años, ingresé en la carrera docente en la cátedra de Nino a fines de los ochenta, gané un concurso como adjunto en la década de los noventa y hace unos años como titular”. Además dirigió la carrera de Abogacía de la Universidad de Palermo y coordinó la clínica jurídica de la Universidad de Palermo: “Fue una de las primeras que se abrió en el país. Fue una experiencia muy rica y soy un gran defensor de las clínicas jurídicas dado que tienen un impacto positivo y son un método extraordinario de aprendizaje del derecho”, enfatizó.

Seguidamente, expuso que entre 2010 y 2018 fue secretario de Investigación de la decana Mónica Pinto: “Es una experiencia de la que estoy muy orgulloso, fueron ocho años de muchas innovaciones (…). Avanzamos con unos programas muy importantes para vincular la investigación con la enseñanza. Son programas que permiten a todos los estudiantes participar de actividades de investigación y recibir puntos”.

Luego recomendó a aquellos estudiantes que estén interesados en una vida académica que se informen, que entren en la página de la Facultad y vean las oportunidades que la Universidad ofrece y también instó a la participación en las competencias internacionales. “Es una experiencia extraordinaria por lo que se aprende de la materia que se trate, por la práctica que significa conformar un equipo y la práctica de argumentar frente a otros equipos”, subrayó.

Hacia el final, compartió su experiencia en la dirección de proyectos UBACyT que han involucrado a muchos estudiantes. Entre ellos, mencionó proyectos sobre la cuestión de la criminalización del consumo de drogas, sobre la educación religiosa en las escuelas públicas, sobre la objeción de conciencia en relación con la salud sexual y reproductiva y también sobre la cuestión del aborto. “Tuve el privilegio de ir a la Cámara de Diputados y al Senado a defender el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo del año pasado”. Y reflexionó: “Los derechos humanos no son una parte central de mi vida pero han marcado mucho de mi actividad como estudiante, joven graduado y profesional porque siempre entendí que el estudio teórico del derecho tiene que tener alguna relevancia práctica. Eso me lo inculcó Carlos Nino: la filosofía no debe verse como una actividad meramente teórica, sino como una forma de impactar en el mundo y mejorar la cosas”.