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Año XIX - Edición 350 17 de diciembre de 2020

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En el mes del orgullo, hablamos orgullosamente de todo

  • Notas

El pasado 18 de noviembre se llevó adelante el último encuentro del ciclo titulado "En el mes del orgullo, hablamos orgullosamente de todo", organizado por el Área de Igualdad de Género y Diversidad para estudiantes.

Bajo la coordinación de Cristina Carreras Lobo y la moderación de Laura Moses, expusieron Lucas Roda (estudiante becadx de Ciencias Políticas, marika trans no binaria, asesorx en Trans Argentinxs y activista en redes desde el género y la filosofía), Andrea Rivas (presidenta AFDA Familias Diversas Asoc. Civil y directora Casa del Orgullo) y Esteban Paulón (director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas LGBTI+; integrante de la Comisión Directiva de la FALGBT; presidente del Comité Ejecutivo de la Red Gay Latino; y consultor independiente para ONUSIDA en la temática de acceso a derechos para población trans).

En primer lugar, Lucas Roda se refirió al contexto en el que se dan los crímenes de odio. “Muchas veces tendemos a pensar que simplemente existe la sexualidad o las identidades de género, pero hay un montón de factores y dimensiones que están condicionando que se llegue a ese momento, a esa posición donde está esa persona que sufre esa violencia o ese asesinato”, indicó. Y agregó “hay que tener como con el feminismo, un punto de vista interseccional. Pensar cuáles son las distintas dimensiones de clase, dónde vivo, mi raza, qué género habito, qué tipo de corporalidad habito, y todas aquellas dimensiones van a servirnos para esclarecer un poco más cuales son las realidades que hay detrás de un crimen de odio”.

Con respecto a las políticas públicas, señaló que “la mayoría de estos crímenes relacionados a las orientaciones sexuales o las identidades de género están muy relacionados con el sexo y con lo que la sociedad construye. Muchos tienen que ver con personas cercanas, con parejas, con relaciones esporádicas sexo afectivas que siguen atando al sexo a una posición bastante moralista. Este sexo determinado por una sociedad cómo debe hacerse, qué implica tener sexo y muchas veces esas violencias vienen cargadas de esas consideraciones sociales”. Asimismo, enfatizó que “no es casualidad que la mayoría de las personas violentadas son aquellas que luchan por sus derechos, que militan por la causa LGBTI+, que salen, que le gritan al poder y a los roles de género”.

Seguidamente, se preguntó sobre qué se hace con las violencias intrínsecas y que forman parte de las diferencias que existen dentro del mismo colectivo, diferencias ideológicas, diferencias de corporalidad que generan violencias. “Nosotres no estamos a salvo de esas estructuras que inconscientemente condicionan nuestras perspectivas, nuestras interpretaciones de lo que los demás son o deberían ser. (...) Pensar qué ocurre que hay una socialización o hay una estructura social que hace que estas personas piensen que la violencia es una forma correctiva en un mundo donde se han creado canales democráticos de diálogo”, sostuvo. “Por qué sigue habiendo estas defensas, estas estructuras que ven a la violencia como la única posibilidad de bajar línea, dominar. Me parece que eso es algo que está muy presente en nuestra comunidad y es algo que debemos repensar”, finalizó.

Por su parte, Andrea Rivas aludió a cómo el colectivo LGBTI+ fue conquistando derechos en Argentina. “Siempre fue acompañado por la militancia, el activismo de la comunidad LGBTI+ que trabajó mucho para que distintas leyes que hoy tenemos puedan haber sido sancionadas. Sin lugar a dudas, una de las modificaciones más importantes fue la del artículo 80 del Código Penal cuando se incorpora la figura de agravamiento por crimen de odio basado en la identidad de género y en la orientación sexual de las personas”, señaló.

En relación con lo anterior, expresó que no es al final que se tiene que pensar el motivo de la tipificación del crimen sino al principio. “El crimen de odio es en sí mismo y per se un agravante y no necesita ninguna otra contextualización, luego va a tener otros agravantes y otros contextos y tal vez las personas dentro de la interseccionalidad de acuerdo a sus contextos de mayor vulnerabilidad van a tener mayor exposición o menos”, remarcó.

En esa misma línea argumental, hizo hincapié en la importancia del activismo, el acompañamiento y la reinterpretación del derecho que han hecho quienes desde la profesión entienden al derecho como una herramienta de defensa de los derechos humanos, específicamente de los derechos LGBTI+. “Cuando incluso con abogades de mucha experiencia teníamos que volver a reinterpretar todo porque nadie nos había enseñado cómo hacer esta lectura. A todes les estudiantes de Derecho que están acá les pido que puedan hacer esto, empezar a leer las leyes, el código y hacer nuevas interpretaciones y que no tengan miedo en las interpretaciones y en los cambios que se necesiten todavía”, afirmó.

Luego recordó que ya para 1994, el Estado tenía la obligación de proteger a las personas LGBTI+ de los crímenes de odio, pero no fue hasta 2012 en que puntualmente se hizo una modificación de los crímenes de odio en relación al homicidio. “¿Qué falla en nuestro país que el acceso a los derechos todavía sigue siendo tan difícil? ¿Qué pasa que todavía la justicia sigue siendo hetero cis normativa y no quiere leer las leyes y aplicarlas como ha sido el espíritu de les legisladores y el espíritu de los movimientos sociales que hemos trabajado para que estas leyes estén sancionadas?”, se interrogó.

Y, por último, instó a reflexionar sobre el acceso a los derechos y también el acceso a la justicia. “Necesitamos una justicia que no sea machista, cis hetero patriarcal y esto es urgente porque todavía estas situaciones de violación de derechos humanos siguen pasando y por eso también siguen sucediendo estas injusticias en aquellos casos que pueden llegar a Tribunales”, puntualizó. Y sumó que “ahí si la interseccionalidad entra muy en cuenta porque hay personas a que no pueden acceder al sistema de justicia por la onerosidad del mismo o tal vez porque los crímenes en determinados barrios vulnerables son tapados por la policía, la violencia y la brutalidad policial. Si no se contabilizan esos crímenes de odio y de los que llegan, llegan muy pocos y encima la aplicación de la justicia no es con la perspectiva LGBTI+, es indispensable para poder avanzar y en el momento en el que nos encontramos ahora en la Argentina en temas de justicia”.

A su turno, Esteban Paulón retomó la idea de interseccionalidad para comenzar su exposición. “Muchas veces el criterio o el carácter interseccional no es tenido en cuenta cuando se diseñan determinadas políticas públicas, cuando los operadores de justicia tienen que hacer que esas leyes que se han sancionado tengan un desarrollo concreto en la vida cotidiana de las personas”, comentó y reflexionó “hay debates pendientes hacia el interior de nuestro propio colectivo, no comprender que dentro el propio colectivo LGBTI+ hay determinados privilegios que se siguen sosteniendo y que siguen operando a través de distintas formas de violencia es importante recuperarlo porque si no difícilmente podamos deconstruirnos como colectivo”.

A continuación, alertó sobre la tentación de pensar que las leyes y las normas solucionan todo. “Primero hay una barrera objetiva, concreta, constatable entre la igualdad legal y la igualdad real. Tenemos un problema para trasladar la igualdad legal a la igualdad real y tenemos un problema para que las leyes se cumplan”, enfatizó y sostuvo que “hay un camino a recorrer que es muy importante que tiene que ver con las políticas públicas, con las acciones afirmativas y con un cambio cultural profundo contra el cual conspiran los discursos de odio que después van a terminar indefectiblemente en un crimen de odio o en actitudes odio o en situaciones de odio”.

En ese sentido, indicó que el discurso de odio no es inocuo: “El desafío que se nos plantea como sociedad es empezar a articular y a construir un discurso contra la hegemonía del discurso de odio que es el discurso que hoy es hegemónico en la región. No es hegemónico el discurso igualitario, hay avances, hay legislación. (...) Hay esfuerzos de los gobiernos, no es la realidad de todos los países de la región y no es la realidad ni siquiera de nuestros propios países donde tal vez quizás quienes activamos nos movemos en ciertos circuitos, nos hablamos a nosotres mismes y nos parece que está todo bien”.

Para finalizar, expresó que “tengo enormes expectativas en las nuevas generaciones, quienes se están formando en esta cotidianeidad donde nuestros derechos –con dificultad– pero ya los estamos ejerciendo, donde hay una generación nativa igualitaria que se crio, se educó y se está educando con derechos ya conquistados a les cuales explicarles Ley de Identidad de Género o Matrimonio Igualitario en algunos segmentos ya es parte del pasado”.  Y señaló que el ejercicio cotidiano transforma la realidad, tiene una acción pedagógica. “Seguramente quienes están estudiando Derecho, quienes nos están acompañando en esta charla, tengan muchas más herramientas. Que desde el lugar en que les toque en el ámbito de la justicia, puedan incorporar la perspectiva de género y diversidad en su práctica cotidiana como operadores de justicia, profesionales independientes, docentes, miembros de los equipos de géneros, igualdad y diversidad de las distintas universidades, como decanos, decanas, decanes, rectores. Ya van a llegar”, concluyó.

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