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Año XX - Edición 353 29 de abril de 2021

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El retorno a la democracia, las relaciones internacionales y la Cancillería Argentina

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El pasado 20 de abril el Seminario de Investigación sobre “40 años de Democracia” que dirige Juan Carlos Frontera llevó adelante la jornada "El retorno a la democracia, las relaciones internacionales y la Cancillería Argentina".

Expusieron la embajadora Rossana Surballe y los embajadores Victorio Taccetti y Julio Lascano y Vedia. Moderaron Gonzalo Salimena y Clara Leban Vazquez.

Para empezar, Juan Carlos Frontera dio la bienvenida al encuentro y le cedió la palabra al director del Departamento de Ciencias Sociales, Ricardo Rabinovich-Berkman, quien brindó unas palabras de introducción a la jornada: “En esta oportunidad podremos nutrirnos de otro aspecto, que no se debe dejar pasar: no debe haber sido nada fácil el manejo de las relaciones exteriores de la República Argentina en aquella época, en un contexto en el cual había dictaduras militares en los países vecinos, no se sabía cuál iba a ser la posición de Argentina con una guerra muy cercana en ese momento”.
Asimismo, reconoció: “No debe haber sido fácil ese trabajo que Alfonsín y su equipo hicieron extraordinariamente porque Argentina en muy poco tiempo era reconocida y vista en todo el mundo como un país embanderado en la dignidad humana y en la defensa de los derechos de la persona. Esto creo que tendremos que agradecerlo al cuerpo diplomático argentino que en ese momento se ocupó de representar a esa república problemática frente a la comunidad internacional”.

A continuación, Victorio Taccetti explicó que en el campo internacional lo más importante fue la reinserción de Argentina en el mundo. “Esta reinserción no fue lineal, sino que fue más enfática con los gobiernos de las socialdemocracias que eran afines al pensamiento de Alfonsín, sobre todo las socialdemocracias europeas que valoraron mucho la actuación de la Argentina para juzgar y llevar a la Justicia el período anterior de la dictadura militar”, detalló y remarcó: “Creo que Argentina es un ejemplo para el mundo porque es el único país que juzgó y condenó a los culpables de esa dictadura”.
En cuanto a la Cancillería, señaló que “hubo cambios notables liderados por el canciller Dante Caputo y por el presidente Alfonsín. Hasta ese momento la Cancillería había estado liderada por viejos embajadores que, en su mayoría, habían sido designados a partir del año 1955 y que habían sido comandos civiles en la Revolución contra el gobierno de Perón. Manejaban la Cancillería y no tenían una capacitación que fuera más allá de la experiencia”. En este marco, sostuvo que “los nuevos nombramientos por parte de Caputo le dieron un dinamismo y un profesionalismo a la actuación diplomática y fue un cambio notable respecto de lo anterior”.

Luego indicó que uno de los ejemplos de este cambio de clima fue la creación del sindicato de los diplomáticos. Además contó que “Dante Caputo estableció un clima de tolerancia entre los distintos pensamientos políticos dentro de la Cancillería básicamente entre peronistas y radicales”. Y recordó que también “se produjo la reincorporación de todos los diplomáticos que habían sido expulsados por los militares. Se hizo un trabajo muy serio que comenzó con una ley del parlamento y una vez dictada se los reincorporó creando las partidas presupuestarias correspondientes (...). Se los reincorporó tomando en cuenta qué rango hubieran tenido de haber permanecido en actividad. Esto fue una acción de pura justicia respecto a esta gente que había sufrido mucho”.

Rossana Surballe se refirió al proceso de integración en el marco del retorno a la democracia. “En la década del ochenta Sudamérica y, en especial, los países del cono sur abrazaron dos proyectos fundamentales: la democracia y la integración regional. Esos fueron las dos grandes líneas sobre las que fuimos trabajando y construyendo durante estos cuarenta años y este año se cumplen 30 años del Mercosur”, comenzó diciendo y sumó que “el fortalecimiento democrático estuvo estimulado por algunas cuestiones que tienen que ver con el contexto internacional y, en menor medida, por fuerzas internas. En el caso de Argentina la derrota de Malvinas fue algo que claramente aceleró el debilitamiento de las dictaduras, pero, en general, en los otros países se ve como denominador común desgaste de gobiernos internos”.

En esta línea, aseveró que “Argentina y Brasil tomaron la decisión política de dejar atrás viejas diferencias o desconfianzas y optar por una construcción de un espacio integrado que nos contenga y que nos permita avanzar en el desarrollo de nuestros países”. Y subrayó que “haber consolidado en estos años una zona de paz es un intangible muy valioso. Los que hemos transitado regiones del medio oriente sabemos el valor que eso tiene, inclusive hasta para traer inversiones”.
Además, destacó que “a través de estas tres décadas la variable que continúa determinando los ritmos del proceso es una variable política y de decisión e impulso político de los estados más allá de que cada vez se han ido integrando las sociedades a este proceso”. Y analizó que “todo balance del proceso de integración del cono sur tiene que comenzar reiterando el reconocimiento por este aporte a la gestión, a la generación de un espacio de confianza, de paz, de base para el desarrollo y para ir hacia los mercados externos. En esto fue clave la voluntad, decisión y visión política primero de Argentina y Brasil en 1985 y después en 1991 cuando se conforma lo que hoy es el Mercosur que conocemos”.

Por otra parte, comentó: “En este último año hemos agregado herramientas para acercarnos aún más a los sectores productivos y que eso nos permita nutrir tanto las negociaciones para defender a nuestros sectores o generales mejores condiciones, como en las políticas de promoción comercial y así se ha creado el Consejo Público Privado que está funcionando hace más de un año y que congrega 240 cámaras y entidades vinculadas al comercio exterior, reuniendo unas 18.300 empresas, eso significa un intercambio permanente con las empresas nutriendo el diseño de la política comercial”. Y concluyó diciendo: “Hemos logrado durante estos años 11 acuerdos comerciales que incluyen 6 instrumentos que nos vinculan con acuerdos de libre comercio de distinto nivel con los países de América del Sur hasta México. Tenemos tratados con África del Sur, Egipto, India, Israel y Palestina, totalizando un acceso preferencial con países que representan aproximadamente el 9% del PBI mundial”.

Por último, Julio Lascano y Vedia manifestó que “el concepto de democracia tiene una evolución a lo largo de la humanidad y nos deja sabor siempre a que todavía en el planeta y en nuestro país existen dudas sobre la eficiencia y las bondades del sistema”.

En este marco, se refirió al politólogo Gianfranco Pasquino, que ha hecho una serie de libros sobre de la representatividad política: “Siempre hace hincapié en que tenemos que insertar en nuestra cabeza que lo que importa ahora no es solamente la representatividad política o la forma de gobierno o régimen político que significaba la democracia, sino que eso es algo que hay que alimentarlo con la calidad de una democracia, enseñar que la importancia de la democracia en el mundo moderno hace a la calidad de la democracia y la calidad tiene condiciones que las pone muy claras”. Estas condiciones son: la participación, la transparencia, el bienestar social y la gobernabilidad. “Lo que más sostiene a los sistemas dentro de lo que es gobernanza en el concepto de Pasquino es, a mi modo de ver, la capacidad del país de sostenerse externamente: de formular política exterior constante y permanente hacia afuera. Eso es lo que le genera permanencia, constancia, inversiones y, para países como el nuestro, empleo”, especificó.

Hacia el final, retomó las palabras de la investigadora Anabella Busso sobre los vaivenes de la política exterior argentina por el impacto de los condicionamientos internos. “Ella dice que desde 1983 nuestra política fue errática y que las causas fueron las crisis políticas internas y económicas, pero que las concepciones democráticas y de política exterior variaron entre dos puntos: siempre existió esta raíz, desde la mitad del siglo pasado, estructuralista y desarrollista con más autonomismo y siempre existió enfrentado al pensamiento liberal, agroexportador, aperturista y de realismo periférico que se vivió muy fuertemente al fin del segundo gobierno de Menem”, expuso.

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