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Año XXI - Edición 380 29 de septiembre de 2022

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El juez robot: retos de la justicia penal frente a la inteligencia artificial

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En el Salón Verde, el pasado 8 de septiembre, se llevó a cabo la actividad "Juez robot: retos de la justicia penal frente a la inteligencia artificial”, organizada por la Asociación Argentina de Profesores y Profesoras de Derecho Penal. Participó en calidad de expositor: Mario Caterini (director del Centro di Ricerca Interdipartimentale e Presidente del Consiglio Scientifico dell’Istituto di Studi Penalistici “Alimena” dell’Università della Calabria). Por su parte, el profesor Alejandro W. Slokar presentó el debate. La actividad fue auspiciada por el Departamento de Derecho Penal y Criminología, el CUIA (Consorzio Universitario Italiano per l'Argentina) y el Circolo Giuridico.

Primeramente, Alejandro W. Slokar ofreció las palabras de apertura: “Tengo el privilegio y el honor de presentar a Mario. El profesor Caterini ha realizado desde hace largo tiempo aportes significativos para nuestra comunidad jurídica penal, entre ellos, el presente trabajo Juez Robot. Sin lugar a dudas, la disrupción que imponen los algoritmos predictivos en la automatización de decisiones mediante la inteligencia artificial, sobre todo en el plano judicial penal, merece todo nuestro análisis”.

A continuación, Mario Caterini agradeció la invitación: “Estoy feliz de estar con todos ustedes en esta prestigiosa universidad”. Seguidamente, abordó la temática del derecho penal y las nuevas tecnologías, puntualizando en el uso de algoritmos dentro del sistema de justicia penal: “A la luz de la teoría de separación de poderes estatales, se puede decir que la Ilustración entendió la aplicación de la ley, en el caso concreto, como una especie de algoritmo e imaginó al juez como una especie de máquina. Una justicia entonces con las tecnologías modernas sería una especie de afirmación de la ilustración”. En tal sentido, definió al algoritmo como una secuencia finita de instrucciones repetibles y únicas que indican una combinación de acciones que permiten resolver un problema, transformando los datos en información de valor. Luego, manifestó la certeza y el lenguaje claro, como razones de implementar el algoritmo en el ámbito del derecho. Sin embargo, hizo referencia al ámbito de aplicación que los algoritmos tendrían dentro del sistema: “En el ámbito jurídico, este tipo de decisión automatizada, no busca limitar el proceso mental que lleva a cabo el intérprete, sino que a partir de correlaciones entre palabras y otros parámetros, elabora modelos derivados de precedentes jurisprudenciales para definir soluciones capaces de resolver el caso concreto. El algoritmo de razonamiento no puede desarrollar una argumentación jurídica como lo hace la mente humana, sino que sólo podría reemplazar al juez en la preparación de una decisión basada en la elaboración de precedentes jurisprudenciales”.

Por otra parte, examinó la relación entre la temática abordada y los derechos fundamentales de los individuos: “Se ha llegado a afirmar que desde la óptica de los derechos fundamentales, los tribunales no pueden admitir, para los procesos de sentencias, valoraciones de riesgo realizadas con algoritmos y sistemas de inteligencia jurídica, mucho menos si esos algoritmos provienen de empresas privadas que definen al proceso como un secreto de empresa. La falta de regulación normativa no ayuda a encontrar respuestas”. Sin embargo, expresó que “estos algoritmos sí pueden ayudar a los jueces en los casos en que hay que valorar el nivel residual de riesgos, por ejemplo en casos de medidas cautelares, personales o de libertad condicional, entre otras, pero hay que encontrar un equilibrio y medir el grado de compatibilidad con los principios propios del derecho penal”. Asimismo, señaló las dificultades que dicha implementación tendría en el civil law: “En los ordenamientos jurídicos de civil law, decidir, significa sobre todo motivar de manera dialéctica y esto no puede agotarse solamente en la aplicación de precedentes jurisprudenciales”.

Hacia el final, concluyó: “En este momento la alternativa proporcionada por un juez robot futurista probablemente frustraría aún más las garantías del individuo. Por otro lado, cierta influencia de la inteligencia artificial en el sistema judicial no parece tan lejano, e incluso, jueces o abogados penalistas tarde o temprano tendrán que lidiar con estos sistemas”.