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Año XIV - Edición 256 08 de octubre de 2015

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El futuro de la legislación

  • Notas

Organizada por el Departamento de Filosofía del Derecho, el pasado 10 de septiembre se llevó a cabo en el Salón Azul una actividad sobre “El futuro de la legislación”, en el marco del Ciclo de conferencias “Profesor César Siculer”.

Tras la introducción del profesor Juan Pablo Alonso,el profesor Rolando Chirico expuso que los problemas del legislador, mirando al futuro, son enormes. Tiene y tuvo grandes problemas ya desde el pasado. “Figúrense ustedes que un jurista de la calidad de Vélez Sarsfield, cuando legisló, si pudiese haber tenido en cuenta lo que iban a ser los matrimonios igualitarios, la posibilidad de discutir un aborto, la fertilización in vitro”, explicó. El legislador enfrenta también, enormes cambios axiológicos, la realidad lo sobrepasa. “Un debate sobre aborto si, aborto no, era impensable hace muy poco tiempo”, ejemplificó. Seguidamente, resaltó que el legislador enfrenta problemas sobre el lenguaje; la vaguedad y la ambigüedad de las palabras en las que transmite el contenido de las normas a los usuarios y, además, sobre las limitaciones de su propia cultura; las limitaciones que le pone la imposibilidad de predecir qué va a pasar en el mundo; las limitaciones que le ponen los avances tecnológicos, por un lado, y las modificaciones axiológicas de las creencias de la población, por el otro. Luego, agregó que estos problemas se ven claramente reflejados en las legislaciones internacionales, en los congresos europeos, donde el multiculturalismo hace imposible determinados acuerdos porque es muy difícil sentarse a charlar con gente en cuya cultura figura poder lapidar mujeres por infidelidad.

Por su parte, el profesor Enrique Zuleta Puceiro, director del Departamento de Filosofía del Derecho, comenzó su exposición agradeciendo a Alonso y a Chirico. “Han pasado más de 30 años de la vida democrática y el balance de este proceso largo de transición es muy ambivalente, hay avances, hay retrocesos; nuestra democracia tiene fortalezas y debilidades. Parecería que cada vez que se aproxima una prueba de fuerza, las elecciones son una prueba de fuerza, se generan más preguntas que certezas y a eso nos vamos a referir, al tipo de preguntas que nos hacemos cuando pensamos en el futuro de la legislación”, remarcó.

Posteriormente, añadió que en el mundo el poder judicial está siendo objeto de una autotransformación que tiene que ver con nuevas formas de legitimidad y enfatizó que sabemos muy poco de los poderes legislativos. “¿Es la crisis de la ley, un resultado de la crisis de los poderes legislativos, o hay otros factores más profundos que nos explican la crisis de la legislación?”, cuestionó el orador y explicó que se entiende crisis como una generación de una cantidad de problemas y de temas que no tiene una respuesta y como una declinación del rol fundamental de la legislación. “Las leyes para ser respetadas deben ser respetables, a veces no lo son. Cuando la gente ve el procedimiento de las leyes, ven cómo se gestan, ven los arreglos, ven cómo funciona, no les genera un respeto como el que genera una autoridad, al contrario”, indicó el director.

Para finalizar, expuso que uno de los rasgos de la crisis de la legislación es la pérdida de sus atributos tradicionales: sistematicidad, generalidad y estabilidad. “Está siendo desplazada por una idea distinta, que es la idea de regulación”, sostuvo y explicó que la ley pasa a ser un ordenamiento flexible, adaptativo, dinámico, descentralizado, un poco pactado entre los sectores de interés y negociado, y deja de ser un reflejo del sistema jurídico. Además, destacó que mientras menos creemos en las leyes, más se crean. De este modo, hay una inflación normativa. Como otro rasgo, evocó la judicialización de la experiencia jurídica, donde cada vez más, el juez pasa a ser la gran figura del centro del escenario político. “No sabemos a dónde va la legislación, así que nos vamos proteger cuidándonos y tomando la justicia con nuestras propias manos”, puntualizó y finalizó con que “el derecho puede y debe dirigir sus pasos hacia una idea de buen gobierno”.

“Las leyes para ser respetadas deben ser respetables”, indicó el profesor Enrique Zuleta Puceiro, director del Departamento de Filosofía del Derecho.