¡Seguinos!

Año XXI - Edición 377 18 de agosto de 2022

Buscar

El desistimiento de la carrera criminal: teorías criminológicas y propuestas basadas en el enfoque existencial

  • Notas

El pasado 23 de junio, en el Aula 1 de Extensión, se realizó una jornada para conversar sobre el desistimiento de la carrera delictiva. La misma estuvo a cargo de la comisión de la materia de Criminología, a cargo de Hernán Olaeta (cátedra Alejandro Alagia) y por Martín Di Marco (cátedra Christian Cao). Su disertante fue Adrián Jiménez Ribera (Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir).

En primer lugar, Adrián Jiménez Ribera comenzó hablando sobre la carrera delictiva: “Esta comprende aquella secuencia de comportamientos delictivos que una persona comete a lo largo de su vida. Luego están los factores de riesgo, que son aquellas circunstancias que hacen a la persona comportarse de manera delictiva. Por otro lado, tenemos los factores de protección, que son aquellos que reducen la posibilidad de que la persona se comporte de manera delictiva. Esto es para personas que cometen hechos delictivos activamente, no para alguien que cometió una sola vez un hecho delictivo. En la carrera delictiva siempre hay un comienzo, un punto álgido y una finalización. ¿Por qué las personas desarrollan una carrera delictiva? Puede ser por precariedad económica, porque lo vieron en su familia, y porque a partir de eso su identidad y patrón de pensamiento creen que es correcto. La realidad es que ningún factor permite explicar por qué la gente delinque realmente. El doctor Santiago Santiago Redondo Illescas, desarrolló la teoría del triple riesgo delictivo, que entiende que la delincuencia se atiene al cúmulo de circunstancias de riesgos. Estas interactúan entre sí y le dan lugar a la delincuencia, para algunas personas alguna circunstancia pesará más que para otras. El inicio se da cuando una persona posee suficientes circunstancias de riesgo y alcanza un mínimo potencial para practicarla; asimismo, está la persistencia en estas actuaciones delictivas, que hacen al individuo, por ejemplo, alejarse de las instituciones educativas, en caso de que fuere un menor de edad. Después de esto, está el desistimiento de circunstancias anteriores que hicieron que la persona delinca, y surge, por ejemplo, el hecho de no tener empleo o la drogadicción”.

A continuación, el expositor presentó los resultados provisionales de una investigación realizada en España sobre la carrera delictiva y el desistimiento de esta, analizando cómo las frustraciones existenciales y el encontrarle un sentido a la vida podían contribuir a que la persona delinca o deje de hacerlo. El método utilizado fue la realización de entrevistas a 24 delincuentes que lo han hecho por mucho tiempo, 20 de ellos que pararon, y 4 que aún delinquen en la actualidad. Los resultados provisionales de la investigación señalaron que muchos de los delincuentes entrevistados tenían un punto en común en el sentimiento de un estado de vacío existencial durante el desarrollo de su actividad criminal, cuestión que alimentaba otros sentimientos negativos. En algunos casos, el cese de la actividad criminal trajo consigo el descubrimiento de otras sensaciones, esta vez positivas, a través del acercamiento a sus familias, la religión, el ayudar al otro, etc, algo que no pudieron haber experimentado durante la actividad delictiva.

En el caso de persistir en la delincuencia, el orador refirió a una teoría que se basa en que quien delinque lo hace porque analiza el beneficio de hacerlo: “Llega a la conclusión de que quien delinque y persiste en eso ve que es más beneficioso que otras conductas. Por ejemplo, estar 10 horas pidiendo de comer en un parque, o ir 10 minutos a un supermercado y robar algo. Si ve que lo segundo no es tan riesgoso y el resultado es rápido y eficaz, irá detrás de la delincuencia”.

En último término, y hablando sobre el desistimiento, entendemos que este es el final de la trayectoria delictiva: “Una persona ha tenido un patrón delictivo a lo largo del tiempo, y de momento cede. Puede ser por causas ajenas a la persona, o también puede ser que este ladrón se rompa la pierna, o que se separe de la pareja a la cual le ejercía violencia de género. Puede ser que piense en parar porque, por ejemplo, su pareja, amigos o familia lo hicieron entrar en razón, y llegó a arrepentirse. También el entrar, por ejemplo, dentro de la religión, el cual es un ámbito en donde se plantea el perdón y el cambio de las personas”, finalizó el expositor.