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Año VIII - Edición 148 10 de septiembre de 2009

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El ambiente: un nuevo paradigma para el siglo XXI - Jornada Preparatoria del VI Congreso Americano de Derecho Agrario

  • Notas

El 26 de agosto tuvo lugar en el Aula Magna de la Facultad de Derecho una jornada preparatoria del VI Congreso Americano de Derecho Agrario titulada “El Ambiente: un nuevo paradigma para el siglo XXI”, organizada por el Departamento de Derecho Económico y Empresarial. La actividad contó con las exposiciones de los profesores Jorge A. Franza, Dino Bellorio Clabot, Beatriz Krom y Daniel Roque Vítolo; y el Presidente de la Liga Mundial de Abogados Ambientalistas y Profesor Titular de UNAM, México, Prof. Aquilino Vázquez García.

En primer lugar, el Prof. Jorge A. Franza aseguró que el paradigma ambiental reconoce como sujeto a la naturaleza y al ambiente en su totalidad, mientras que el ambientalismo nos alerta sobre el peligro que corre la naturaleza, dispuesto a limitar los derechos individuales, partiendo de lo colectivo hacia lo individual, al revés de los anteriores paradigmas. Asimismo, aclaró que “la cuestión ambiental es transdisciplinaria, interdisciplinaria y epistemológica”.

En idéntica tesitura, se refirió a que las empresas tienen que ser responsables y deberse a la sociedad en la cual están insertadas, entendiendo que la esfera privada esta integrada por el ámbito individual que repercute en los demás, por ende se hace necesario establecer un límite con las otras esferas individuales y con lo público, “dentro de este, ubicamos el ambiente, y la preservación del mismo es la regla de oro, consecuencia es que los derechos fundamentales individuales, en esta área, se deben interpretar de tal forma que coordinadamente no conspiren contra el deterioro del bien”.

Del mismo modo, advirtió que los bienes colectivos han adquirido relevancia constitucional y presentan las características de ser indivisibles en sus beneficios, tener un uso común sustentable, no excluir a los beneficiarios y poseer un estatus normativo.

Para finalizar, estimó que “el mejor camino será romper viejos paradigmas, nuestro patrimonio nacional no es una condición cualitativa sino también cuantitativa, y nuestros hijos podrán llegar a odiarnos si les dejamos un patrimonio incólume pero con un contenido destruido”.

A su turno, el Prof. Daniel Roque Vítolo indicó que a través de la tecnificación, lograda gracias a la Revolución Industrial, se construyen máquinas y procedimientos que permiten una producción más rápida de bienes y servicios, sin control del producto final ni de ninguna evaluación de impacto, pero “no necesariamente estar más tecnificado es mejor”, se necesita más de la tecnología que de la tecnificación, ya que nos permite el manejo y uso de la ciencia y de la técnica para hacer más eficiente la producción.

En cuanto al ambiente, remarcó que es un entorno que condiciona las circunstancias de vida, afectando a las personas, a la sociedad, a los seres vivos, al suelo, a la cultura, etc, y el deterioro de este “está generando un problema migratorio de personas que huyen de lugares, resultando expulsado porque no hay condiciones saludables de vida, hacia centros donde no se los quiere recibir”, de este modo está naciendo una nueva categoría social, los nómades del calentamiento global y del deterioro del ambiente.
En tal sentido, afirmó que un nuevo estilo de desarrollo tiene que estar basado en garantizar a la población una calidad de vida digna, un entorno en el cual la humanidad se desarrolle, un medio ambiente y una bonanza económica.

Por otra parte, expresó que la dirigencia actual mundial ha focalizado los beneficios en el éxito del tiempo presente privilegiando los intereses personales sobre el de sus administrados, cuando en realidad es el Estado quien tiene que dar el ejemplo, generando vínculos de cooperación, formación de un capital territorial y ayudar a un cambio cultural.

Finalmente, dijo que los grandes líderes “podrían pensar un poco que de algún lado venimos, porque tenemos una historia y a algún lado queremos ir, porque queremos trascender”.

A continuación, el Prof. Dino Bellorio Clabot hizo referencia a los principios centrales que las universidades no pueden desconocer: la economía, la ética, la ecología o el ambiente, y las energías, estos constituyen los ejes centrales que “deben presidir y direccionar los objetos de formación, docencia, investigación y trasferencia que en las universidades se desarrollan”.

Por consiguiente, descartó que las universidades deleguen la responsabilidad que les pesa sobre las medidas efectivas para concretar su aporte en miras del desarrollo sostenible y responsable, así también, la ciencia de lo sustentable esta surgiendo y evolucionando, y no puede lograrse simplemente por la participación de las ciencias naturales, sino que deben participar las ciencias sociales y humanas.

Por su parte, añadió que el objetivo es la búsqueda de mejores y más adecuados canales de comunicación entre las universidades y los encargados de formar las políticas, o sea los responsables de nuestras políticas públicas.

Para finalizar, declaró que es de gran importancia “educar a los estudiantes de todos los niveles en cuestiones relacionadas con el desarrollo sustentable, establecer y dar prioridad a los programas de investigación, enfocados en el desarrollo sustentable; como también, involucrar a los estudiantes en la formación de políticas futuras”.

Acto seguido, la Prof. Beatriz Krom afirmó que la actividad minera nacional “se ha convertido en una verdadera alternativa productiva para el desarrollo y la prosperidad de las zonas más alejadas a los grandes centros industriales en nuestro país”, a su vez, contribuye, en proporción a sus ventas, a la recaudación del impuesto a las ganancias.

En consecuencia, dijo que la industria minera argentina “debería tener un reconocimiento de la sociedad y del sistema productivo argentino”, sin embargo, tanto a nivel local como internacional, los conflictos surgen de una visión errónea sobre las prácticas productivas de la minería mundial.

De esta manera, entendió que es un camino obligado para las empresas mineras que tengan el propósito de permanecer en el mercado, su adecuación tanto al desarrollo sustentable, como a los nuevos paradigmas del derecho ambiental.

Entretanto, examinó el Código de Minería de nuestro país, de jerarquía constitucional, que comprende una ley especifica ambiental para la actividad minera, imponiendo a las empresas radicadas en nuestro país la presentación de un estudio de impacto ambiental, que debe ser aprobado, para poder empezar y desarrollar su actividad en la Argentina.

Posteriormente, explicó que es imprescindible para que la empresa se instale en un lugar la obtención de la licencia social, que “es una aprobación tacita por parte de la comunidad o entorno social, que esta reflejada en actitudes de reconocimiento o aceptación de las actividades mineras, la necesita si o si”.

De modo concluyente, subrayó que “se aspira a que la minería sea una industria que contribuya al desarrollo sustentable mediante el crecimiento económico y la protección del ambiente”, esta nueva minería entiende que su actividad es un disparador local para convertir a la empresa, y sus operaciones, en un factor de desarrollo social de las comunidades involucradas.

El Prof. Aquilino Vázquez García aclaró que el medio ambiente no es un derecho, “o no se crea bajo un derecho ambiental regional, sino que el medio ambiente es universal”, y este es un legado prestado, incluido en la Constitución Nacional como una garantía, cuyo gran antecedente es la salud humana.

Por otra parte, aseguró que esta materia no se puede confundir con la política, esta se trata en el Ejecutivo, y cuando al medio ambiente “se lo quiere llevar a una mesa de negociación, y se va por el lado político, es un proyecto medioambiental destinado al fracaso”.

Luego, bregó por una sociedad bien informada, por parte del Gobierno que debe promover la participación co-responsable de la sociedad ya que “tenemos el ineludible derecho y obligación de dar al que menos tiene, y al que menos sabe”, esto representa la obligación moral de dar al que no tiene, que directa o indirectamente ha colaborado para que tengamos la posibilidad de estudiar en nuestras universidades.

Por ende, añadió que “una de las mayores cualidades del hombre es saber ser agradecido y honrar al que le ha dado, sin saber quien fue o por qué se lo dio”, y es este el caso de la participación social.

Finalmente, concluyó con que el derecho ambiental no pertenece a un grupo, ni a una escuela, sino que es de todos y “mientras no se deje de pensar en cuestiones locales, no vamos a avanzar, ya que esto sólo se logra a través de la participación social”.