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Año XXI - Edición 377 18 de agosto de 2022

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Desafíos en materia de violencia económica

  • Notas

El pasado 28 de junio tuvo lugar una charla de presentación del libro Violencia económica, organizada por el Centro de Graduados/as. El autor de la obra, Diego Oscar Ortiz, y la profesora Marisa Herrera participaron en calidad de expositores.

Marisa Herrera comenzó su exposición con un dato relevante sobre Violencia

económica: “El libro es tomo 1, algo que nos indica que van a haber más libros. Esto significa que el tema es importante y tiene un espacio en la escena pública. También tiene 558 páginas, número que me recuerda al artículo 558 del Código Civil y Comercial sobre las fuentes de la filiación, las cuales hoy están en crisis. Diego comienza su libro con una frase importante que relaciona el amor, el género y el dinero: el dinero no es neutro, tiene sexo. Este libro pretende visibilizar lo imposible, legitimar actitudes. El dinero tiene que ver directamente con el sometimiento de las mujeres hacia los hombres, ya que su manejo sigue condicionado por estereotipos de género que enmascaran pautas preexistentes ante la sociedad. Visibilizar esta desigualdad significa deconstruirla, para luego reconstruirla. Este libro tiene tres ejes centrales, una parte general de lo que sería la estructura mínima de capacitación en temática de género para interpretar el derecho con perspectiva de género. Después tiene una parte estrictamente jurídica, o sea, que se relaciona directamente con lo legal. Una última parte, reúne diversos fallos y los comenta enriqueciéndolos con una reinterpretación con perspectiva de género. A su vez, mencionó un ejemplo actual sobre el tema tratado y la violencia digital: “El manejo del dinero digital está adjudicado a los hombres, por ejemplo, si hablamos de la criptomoneda”, algo que podemos observar directamente cada vez que escuchamos hablar de esto, ya que es un nuevo espacio generado por hombres y que parece ser exclusivo a ellos.

Por otro parte, la oradora habló sobre la formación jurídica tradicional y el gran déficit que esta posee: “Las personas que formamos parte de lo jurídico somos parte de las desigualdades en el poder. Este libro habla sobre el marco conceptual propio de violencia en materia económica, y cómo esto afecta directamente la falta de autonomía económica de la mujer. Algo que restringe derechos de las mujeres de forma directa”. Al mismo tiempo, mencionó una campaña importante del año pasado, llamada “Los ayudadores”, que sintetiza cuando hablamos del tema de la supuesta ayuda en casa en materia de los quehaceres, que bien sabemos el hombre no ayuda, sino que debe realizar los quehaceres en forma igualitaria a la mujer. También hizo referencia al concepto de revictimización, y cómo se puede ver reflejado en la demora en el accionar judicial ante denuncias de mujeres, o en cualquier acto que sea inadecuado en ámbitos judiciales y policiales que maltrate a la mujer, en las revisiones médicas innecesarias o el pedido de pruebas irrelevantes.

A modo de cierre, la oradora describió los factores que forman parte en los casos de la parte especial del libro: “En la parte especial, el autor junta casos nacionales, y de cómo ser mujer y madre, en el sentido de los alimentos, por ejemplo, es un problema. Se piensa en los alimentos para el niño, pero detrás de este hay una mujer madre luchando. Este libro tiene que ver con las libertades, con el animarse a plantear una problemática compleja, para que lo estudiemos, lo disfrutemos y lo entendamos como sociedad”.

Por consiguiente, el autor del libro, Diego Oscar Ortiz, examinó sobre algunas cuestiones al respecto: “El libro fue realizado con temor y respeto, ya que es un tema nuevo del que existen precursores y precursoras de la materia. (…) Hay un desafío jurídico de visibilizar el marco normativo que le dio existencia a la violencia económica. Hablando de la Ley 26.485, podemos plantear que este tipo de violencia también surge de la interpretación de un hecho, ya que los operadores jurídicos van a escuchar uno, y lo van a encuadrar en ese tipo. El problema es que los profesionales que no están formados en perspectiva de género no pueden identificar y distinguir cuando esto sucede de forma correcta. (…) El desafío de los profesionales no es solo de identificar sino también de evaluar las posibilidades que tenga el caso en sí”. Para concluir; resaltó la importancia de seguir trabajando esta problemática, ya que incluso hay fallos del tema que salieron luego del libro, y siempre va a haber un nuevo lugar para comentar y reinterpretar la jurisprudencia, con perspectiva de género y buscando un futuro más igualitario.

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