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Año XXIV - Edición 421 15 de mayo de 2025

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Debates actuales de Derecho Constitucional

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En el Salón Azul, el pasado 5 de mayo, se llevó a cabo la jornada “Debates actuales de Derecho Constitucional”. Participaron como expositores/as: Anna Mastromarino, presidenta de la sección italiana del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional; Marcela I. Basterra, presidenta de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional; y Pablo L. Manili, director del Departamento de Derecho Público I. La actividad fue moderada por Víctor Ibáñez Rosaz y organizada por la Asociación Argentina de Derecho Constitucional junto al Departamento de Derecho Público I.

Marcela I. Basterra comenzó su exposición abordando los peligros actuales del retroceso democrático. Enmarcó su intervención en un recorrido histórico que situó el inicio de la era de la consolidación democrática en 1945, con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, advirtió que esta evolución no fue igual en todos los contextos, destacando las interrupciones institucionales sufridas en América Latina a causa de los gobiernos de facto. Subrayó que recién en la década de 1980 la región pudo experimentar una verdadera democracia. Ya en el presente, señaló que tanto los populismos de izquierda como de derecha han puesto límites a esa experiencia democrática. En particular, analizó el caso argentino, marcando el deterioro de sus indicadores democráticos en términos de pluralismo electoral, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles. Indicó que, en América Latina, sólo Chile, Uruguay y Costa Rica pueden considerarse democracias plenas, mientras que Argentina se ubica dentro de las democracias imperfectas, acentuadas por una creciente desconfianza ciudadana. Finalmente, defendió la necesidad de fortalecer una democracia participativa y representativa frente a los desafíos contemporáneos.

En tanto, Pablo L. Manili fue el siguiente expositor. Su intervención giró en torno al concepto de constitución como límite institucional a las mayorías populares y a los gobiernos, una suerte de árbitro que regula el juego democrático. Sin embargo, también destacó la importancia de una “democracia real”, en la que no sólo funcionen las instituciones, sino también se materialicen acciones sociales efectivas por parte del Estado. A partir de esa distinción, analizó el contexto argentino del último año y medio, señalando que muchas de las falencias actuales también fueron responsabilidad de gestiones anteriores. Se centró especialmente en el uso del Decreto de Necesidad y Urgencia y su débil encuadre constitucional. En su conclusión, subrayó la necesidad de cerrar la brecha entre democracia formal y democracia real.

Por su parte, Anna Mastromarino comentó sobre la pasión compartida entre Italia y Argentina por el derecho constitucional, lo que la llevó a reflexionar desde su disciplina: el derecho comparado. Subrayó que esta perspectiva le permite concebir el derecho como una búsqueda constante de soluciones teóricas frente a desafíos concretos. Reivindicó también la necesidad de dialogar con otras disciplinas, reconociendo que “el derecho no puede todo”.

En este sentido, reflexionó sobre cómo es posible la convergencia de pensamientos diversos, incluso cuando provienen de culturas y entornos de trabajo distintos. Como eje principal de su intervención, abordó el contexto argentino, con el objetivo de identificar una coordenada teórica que permita interpretar la realidad. Señaló que es fundamental “tratar de entender las exigencias que tenemos, que van más allá del ordenamiento jurídico”.

Este planteo la condujo nuevamente al concepto de derecho constitucional, remarcando que no puede ser comprendido ni estudiado sin considerar los múltiples aspectos que lo rodean, tales como los factores culturales, políticos, antropológicos y sociológicos. En este marco, advirtió que quien se limite a una mirada puramente normativa corre el riesgo de obtener una “idea prescriptiva del derecho que no puede responder a la realidad”.

Al referirse al plano italiano, destacó el carácter histórico de su Constitución, nacida en la posguerra dentro del llamado “constitucionalismo democrático”. Explicó que este modelo se sustenta en tres pilares: la promoción del pluralismo, la protección de las minorías y la contención del poder, siendo este último ,según sus palabras, el más importante: “Porque más allá de la constitución nadie se puede poner, ni siquiera el pueblo”.

Sobre este punto, profundizó al señalar que hoy en día parece instalarse la idea de que el pueblo puede hacer todo, lo cual la llevó a un ejemplo histórico: la Revolución Francesa, donde el pueblo pretendió situarse por encima de la Constitución. Como reflexión final, expresó: “No creo que estemos en una época de desgaste democrático, sino en una de desencanto democrático”.