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Año XIII - Edición 230 29 de mayo de 2014

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Conflicto político y versiones contemporáneas de la democracia

  • Notas

Continuando con el ciclo de conferencias de Filosofía del Derecho, el pasado 16 de mayo fue invitado el Dr. Pedro Rivas Palá, quien disertó sobre “Conflicto político y versiones contemporáneas de la democracia”.

En primer lugar, Pedro Rivas Palá hizo mención al problema de los conflictos y desacuerdos en el interior de las comunidades contemporáneas. De esta manera, relató que dos politólogos norteamericanos, Dennis Thompson y Amy Gutmann, desde una comprensión de la democracia en la tradición de las teorías liberales de la justicia, formularon una propuesta de resolución que denomina “Democracia Deliberativa”. Por otro lado, la politóloga belga Chantal Mouffe ha defendido un modelo agonista de democracia. Así, entendió que la idea de la conferencia fue exponer brevemente sus propuestas y la discusión generada entre ambos. Posteriormente, hizo referencia a la transición, a partir de la cual discuten los politólogos mencionados, que es la transición sudafricana del régimen del apartheid a la situación actual.

Seguidamente, explicó que Dennis Thompson y Amy Gutmann formularon los fundamentos de su versión de la democracia deliberativa a la misma vez que trataban de demostrar el aporte de su teoría a la situación de conflictos, características de la justicia transicional. “La perspectiva que defienden pretende ser una profundización del planteamiento rawlsiano”, señaló. En tal sentido, los politólogos se plantean que género de democracia es mejor para vivir con desacuerdos morales, es decir, para lograr una perspectiva que pueda ser aceptada por gente mutuamente motivada a encontrar términos justos de cooperación social entre personas políticamente iguales. Según su juicio, indicó que habría dos modelos de democracia relevantes al momento presente. El primero es el modelo denominado “Democracia Procedimental”, donde lo importante es establecer procesos legítimos y justos para construir decisiones sobre temas morales controvertidos, los cuales requieren de las reglas de las mayorías y de los derechos individuales necesarios. “No se trata de que la mayoría tenga por sí misma la razón, sino que constituye un procedimiento más equitativo”, aclaró. Dentro de los derechos que intervienen en el procedimiento democrático encontramos a aquellos derechos cuyo fin primario es hacer justo el procedimiento, como las libertades de opinión, asociación e información, sufragio, entre otros. El segundo modelo, “Democracia Constitucional”, añade otros derechos como prioritarios, más allá de los derechos propios de ese procedimiento. Según los defensores de aquella democracia constitucional hay que tener en cuenta otras libertades básicas, en especial, la defensa de la igualdad de oportunidades, la cual no se podría someter a las reglas de las mayorías. “Ambas perspectivas coinciden en defender la necesidad de procedimientos moralmente justificados para llegar a decisiones políticas vinculantes”, puntualizó. Asimismo, evocó que la democracia deliberativa que ellos defienden trata de evitar la dicotomía entre procedimiento y derechos, debido a que, a su juicio, tal planteamiento resulta incapaz de resolver los desacuerdos morales. Posteriormente, Rivas Paláinterrogó acerca de que políticas satisfarían el principio de diferencia o la igualdad de oportunidades. Luego, remarcó que la propuesta de una democracia deliberativa viene a decir que las decisiones colectivas son más legítimas en la medida que sean resultado de la discusión pública entre sujetos libres e iguales. “Aunque el desacuerdo conduzca a una elección mayoritaria, la decisión será más legítima, y moralmente más vinculante para la minoría, si todas las perspectivas, valores e intereses de todos los afectados han sido representados y tomados en cuenta”, sintetizó.

Desde un punto de vista opuesto, se intenta explicar y resolver los conflictos políticos en los defensores de la denominada “Democracia Agonista”. Para Chantal Mouffe, la democracia es más bien un ethos que afirma la contingencia y apertura de la vida. Consecuentemente, entendió que es agonista porque el “nosotros político” es siempre un logro difícil, frágil y contingente. A su vez, Mouffe define lo político como la dimensión de antagonismo constitutivo de las sociedades humanas frente a la política, que sería el conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se crean un determinado orden que organiza la coexistencia humana en ese contexto de la conflictividad siempre presente. “Para Mouffe el problema central del liberalismo radica en la negación del carácter irreductible del antagonismo que ella, en cambio, afirma”, examinó. De esta manera, añadió que el racionalismo de las democracias liberales no sería capaz de entender que esos pretendidos consensos se basan, en realidad, en actos de exclusión, de modo que el elemento central de lo político es el del antagonismo, que hace presente los límites del consenso racional. En efecto, el “nosotros”, la forma colectiva de identificación, tiene que ver con el conflicto y el antagonismo, porque las identidades políticas son del tipo “nosotros-ellos”. “La democracia agonista pretende compatibilizar el planteamiento recién expuesto con el reconocimiento del pluralismo, el cual es constitutivo de la democracia moderna”, recalcó. Para ello, es necesario reconocer que el antagonismo permanece siempre como una posibilidad y que no hay un fundamento último del orden político, es decir, el poder es constitutivo de las relaciones sociales, a punto que la objetividad social es, en última instancia, política y muestra necesariamente siempre las huellas de una exclusión. “El poder no es una relación externa entre identidades preconstituidas, sino que el poder constituye las identidades, y es por eso mismo que las identidades no son estables, sino que son resultados de procesos de identificación”, manifestó. En consecuencia, el poder crea las relaciones sociales primarias sin condiciones racionales previas.

Hacia el final de su ponencia, estimó que los problemas de la justicia transicional son un campo de prueba excelente para ver el realismo de tales planteamientos. “La situación de transición del régimen sudafricano del apartheid a un verdadero estado democrático de derecho pone de manifiesto que las teorías de las democracia deliberativa son, a mi juicio, inanes. Aunque no comparto la visión agonista, hay que dar razón a la crítica agonista, la cual muestra la incapacidad de construir una comunidad política después de un fenómeno como el apartheid”, señaló. Para finalizar, opinó que es en los momentos fundacionales cuando una comunidad política se define realmente a sí misma, por lo tanto, la manera de definirse como comunidad política no es nunca abstracta, ni consiste en encontrar puntos de acuerdo al margen de una doctrina comprensiva, sino por el contrario, consiste en formular aquellos bienes que desea que estén presentes en el nuevo orden político y que lo van a caracterizar, por contraste, con los hechos del pasado inmediato que se intenta dejar atrás.