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Año VI - Edición 117 29 de noviembre de 2007

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Conferencia - La independencia del Poder Judicial

  • Notas

El pasado 13 de noviembre la Fundación Carolina invitó al jurista español Luis Martí Mingarro, Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), a dar una conferencia vinculada a “La independencia del Poder Judicial”. En un primer momento, el disertante explicó que la tarea del juez en el mundo actual se torna difícil porque junto con la acumulación real de poder que tiene el magistrado, hay una sociedad tensa con una carga enorme de exigencias. Al mismo tiempo, destacó que la figura del juez aparece muchas veces desdibujada en la población. “La gente tiene muchas expectativas del aparato de justicia pero lo importante es saber diferenciar qué justicia pedimos y qué justicia se imparte”.

Por otro lado, el Dr. Martí Mingarro sostuvo que la cercanía de las distintas cúpulas de poder con la política turba la imagen de independencia de la justicia. De este modo, se visualiza de una manera rotunda el apetito que el aparato político tiene para poseer a la justicia. “A su vez, las predicciones que hacen los periódicos sobre los votos de los magistrados y que, lamentablemente, coinciden con lo que finalmente los magistrados deciden, agravan la desconfianza de la sociedad. Este es un problema que afecta a la democracia”.

Posteriormente, Martí Mingarro leyó unas líneas de Montesquieu vinculadas con esto último: “tampoco hay libertad si el Poder Judicial no está separado del Legislativo ni del Ejecutivo. Si va unido al Poder Legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario pues el juez sería, al mismo tiempo, legislador. Si va unido al Poder Ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor”. Para nuestro expositor, la interconexión Legislativo-Ejecutivo es natural en los sistemas democráticos pero la comunicación de ambos con el Poder Judicial es antinatural porque lo que se pretende con eso es que el aparato de justicia participe de las líneas ideológicas de quien ostenta el Poder Ejecutivo. “Si el Poder Judicial tiene la función de ser el guardián de la ley, cuando se produce la perversión de éste, nos quedamos sin sistema” -agregó.

Seguidamente, sostuvo que la solución al problema de la independencia del Poder Judicial tiene que surgir a través de un examen de conciencia pero, al mismo tiempo, es necesaria la mutua cooperación para consolidar la democracia. En ese sentido, subrayó que la clase política debe renunciar a “ese desordenado apetito sobre la justicia”.

A modo de conclusión, indicó que todavía es posible transmitir a la gente que éstos son riesgos que debilitan el sistema. “De lo que se trata es de que seamos conscientes de que hay mucho trabajo a realizar para hacer posible esta comprensión de manera más explicita, para que no nos pase lo que decía en “El alma de la Toga” el Dr. Ángel Ossorio y Gallardo, Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid en los años ´30: “el Tribunal se ha concebido para algo más alto. Si desde el primer le vamos a reputar como un comodín donde podamos llevar a cada uno de los imperios fracasados en la política, habremos hecho un malísimo servicio al nuevo Tribunal y a la República”.