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Año VI - Edición 108 28 de junio de 2007

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Conferencia – “El Caso Huemul y la Física Nuclear en Argentina”

  • Notas

En la Isla Huemul, ubicada en el Lago Nahuel Huapi, Provincia de Río Negro, se desarrolló desde 1948 hasta 1952, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, un secreto e irresuelto proyecto científico que quedará como un hito en la historia de la física local y mostraría lo lejos que las aspiraciones tecnológicas del país habían llegado a mediados del siglo pasado.

La idea de hablar sobre el caso Huemul surgió en el marco del Seminario Transdisciplinario Permanente, coordinado por los Dr. Carlos Mallmann y Tulio Ortiz, y que lleva como título “Argentina: poder, Estado, pobreza y distribución”. Para disertar sobre el tema, el 7 de junio pasado se invitó a un especialista en el caso: el Dr. Mario Mariscotti, autor del libro El secreto Atómico de Huemul, publicado en 1985.

Tras una breve presentación a cargo del Dr. Carlos Cárcova, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas “Ambrosio L. Gioja”, el Dr. Tulio Ortiz realizó una brevísima introducción al expositor y destacó el fuerte compromiso que el Dr. Mallmann viene sosteniendo en las actividades del seminario.

Como evidentemente se trataba de una charla para no entendidos en el asunto, el Dr. Mario Mariscotti dividió su disertación en dos partes. Primero hizo un resumen del caso Huemul y luego apuntó algunos comentarios sobre la historia de la física nuclear en Argentina.

El hecho que catapultó a la prensa al “Proyecto Huemul”, fue un anuncio famoso que el ex Presidente Juan D. Perón realizó el 24 de marzo de 1951. En una conferencia ad-hoc, el mandatario transmitió a la población que estaba habitando nuestro país un profesor llamado Ronald Richter (de origen alemán, que habría llegado a la Argentina tras la derrota del nazismo) que había conseguido obtener reacciones termonucleares bajo condiciones de control. El anuncio textual decía: “El 16 de febrero de 1951 en la Planta Piloto de Energía Atómica en la Isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica”.

Para entender la implicancia de este anuncio en su contexto, Mariscotti explicó en el momento en que Perón hizo este anuncio, aún no se había descubierto la primera explosión de una bomba de hidrógeno, así como tampoco se había conseguido producir ese grado de energía en un ambiente controlado, hecho que todavía sigue siendo investigado en la actualidad. “Imaginemos lo que ese anuncio causó a nivel mundial por aquellos tiempos”, sugirió nuestro invitado.

Brevemente, Mariscotti comentó que lo que el experimento quería conseguir era producir energía de fusión nuclear en un ambiente controlado, lo que permitiría su manipulación y utilización industrial y doméstica. Por ejemplo, el proceso por el cual una bomba atómica obtiene tal grado de energía esta basado en la fisión nuclear. Este proceso se realiza mediante la fisión de núcleos de átomos pesados, como el plutonio y el uranio. Lo que se logró con este tipo de elementos es llevarlos justo al límite de su estabilidad, bastando una pequeña perturbación para que sus núcleos se dividan y liberen una gran cantidad de energía. Si esa energía se libera en un tiempo muy corto, produce una gran explosión, pero si se la crea en forma controlada, se puede utilizar para generar energía eléctrica. Sin embargo, la forma explorada por Richter era la energía obtenida a través de la fusión nuclear que, a diferencia de la fisión, motiva una reacción para unir los núcleos de dos átomos livianos, generando por gramo de materia mucho más energía que la fisión nuclear (por la fusión nuclear del hidrógeno, por ejemplo, se origina la energía solar).

A través de este plan secreto, Perón le había otorgado a Richter un lugar en la Isla Huemul, ubicada a 8 kilómetros de Bariloche, para que instalara un laboratorio a fin de llevar a cabo las investigaciones necesarias para alcanzar el proceso de fusión en un ambiente controlado.

Sin embargo, los constantes cambios de planes y las incongruencias que presentaba Richter fueron creando en la Comisión Nacional de Energía Atómica, creada en 1950 y dirigida por el Cnel. Enrique González, la idea de que algo andaba mal. Ante las insistencias, Richter pidió mudar el laboratorio y las instalaciones a otra zona, hasta que, luego del evidente fracaso, Perón terminó por designar una comisión investigadora, a fin de que determinase el verdadero grado de avance del proyecto.

Fue así como, en septiembre de 1952, una comisión fiscalizadora integrada por los científicos José Antonio Balseiro, Mario Báncora, Manuel Beninson, Pedro Bussolini y Otto Gamba, y dirigida por Pedro Iraolagoitia, terminó por darle fin al proyecto, denunciando el engaño producido por Richter.

Para finalizar, Mariscotti se refirió a la física nuclear argentina en general y para eso recordó a Enrique Gaviola, que fue un físico argentino que, entre 1828 y 1829, fue físico asistente del Departamento de Magnetismo Terrestre en el Carnegie Institute de Washington, donde trabajó en un proyecto que sería un importante antecedente de un acelerador de partículas con el que se obtuvo un potencial de cinco millones de voltios. En el país, fundó la Asociación Física Argentina.

Entre los grandes avances nucleares que se produjeron en el país, nuestro invitado destacó el descubrimiento de seis nuevos radioisótopos en la tabla periódica, todos elaborados por primera vez en un sincrociclotrón (acelerador de partículas) comprado en los años cincuenta bajo la presidencia de Perón. En el verano de 1955, se tomó la decisión de crear el Instituto de Física de Bariloche bajo la dirección de José Balseiro; en 1958 se construyó el primer reactor del país; se logró la formación del diprotón en 1961; y también hubo lugar para reacciones nucleares importantes y muchos trabajos que tuvieron cierto impacto internacional.