¡Seguinos!

Año XVII - Edición 307 23 de agosto de 2018

Buscar

Comunicación, géneros y acceso a justicia

  • Notas

El 3 de julio en el Salón Rojo de la Facultad se llevó a cabo la charla “Comunicación, géneros y acceso a justicia”, coordinada por Diana Maffía (directora del Observatorio de género en la Justicia de la CABA y del Programa de Actualización en Género y Derecho) y organizada por el Programa de Actualización en Género y Derecho y el Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Graciana Peñafort (abogada), Liliana Hendel (psicóloga, periodista feminista y coordinadora de la Red Internacional de Periodistas con visión de género en Argentina) y Patricia Gómez (politóloga y coordinadora académica del Programa de Actualización en Género y Derecho) participaron en calidad de expositoras.

Al comienzo, Diana Maffía presentó la actividad y sostuvo que “la comunicación es un tema que arde en la agenda democrática”. Y agregó que “desde el feminismo jurídico, reconocemos la relevancia de este tema en relación con el acceso a la justicia, tanto en modo virtuoso para superar las barreras como de modo perjudicial para naturalizarlas. Es oportuno que reflexionemos sobre esto”.

En primer lugar, Patricia Gómez se dedicó a trabajar la cuestión del lenguaje y planteó que no solo se utiliza para denigrar a las mujeres sino también a todos aquellos sujetos que no responden al arquetipo viril. En ese sentido, afirmó que “el lenguaje constituye no solo sujetos sino que también constituye posiciones de sujeto y, en consecuencia, cuáles van a ser los derechos que esas personas van a ser susceptibles de gozar o, en su ausencia, de padecer”.

Asimismo, explicó que el arquetipo viril es el protagonista del derecho de la vida en comunidad: “Es un varón, pero no es cualquier varón, es un varón adulto, pero no cualquier adulto, está en edad reproductiva, es propietario, forma parte de las clases dominantes y define cómo se articulan las relaciones jurídicas, por ejemplo, al definir determinados derechos: quienes están incluidos y quienes están afuera”.

Luego destacó la crítica que se viene desarrollando en torno a la Real Academia Española. El cuestionamiento está asociado a la gramática de la lengua, con las resistencias que presenta a trabajar con un lenguaje inclusivo: “Hace casi diez años decidieron poner blanco sobre negro la distinción entre lo que es un género marcado y lo que es un género no marcado. (…) Es bien interesante porque el género no marcado es el masculino y es el único género gramatical que se puede usar para referirse para los sujetos animados”.

Por su parte, Liliana Hendel se dedicó a analizar elsistema judicial: “Partimos de un supuesto de que el sistema judicial provee justicia también para las mujeres y lo que el movimiento feminista descubre cuando avanza es que es una mentira más del patriarcado”. En ese sentido, reconoció que “partir de una palabra como de un nudo que hay que deshacer es algo que el feminismo debe hacer, porque es el movimiento de mujeres quien toma verdadera consciencia de lo que significa ser hablado en masculino no siendo varón, cómo se construye nuestro mundo en masculino, nuestra subjetividad siendo un no varón”.

Seguidamente, propuso revisar algunas palabras y conceptos que se utilizan con naturalidad en el ámbito de la justicia, entre ellos: consentimiento, alienación parental, presunción de inocencia, abuso infantil. “Presunción de inocencia para la justicia patriarcal significa que no hay pruebas, pero la violencia machista no deja pruebas. Alienación parental (…) significa que las mujeres madres llenamos la cabeza de nuestras hijas e hijos en contra de su santo padre y somos duramente castigadas porque a los niños se los salva de nosotras entregándolos a los papás, aun en situaciones en las que hay denuncias graves por violencia”, analizó.

A continuación, hizo referencia a las revinculaciones: “Las feministas decimos que no son revinculaciones, las niñas y los niños no tienen vinculación con un varón que ha abusado de ellos porque ese no es su padre aunque el espermatozoide le pertenezca. Ser padre es otra cosa, son progenitores. Y no hay una revinculación posible, porque no hubo una vinculación antes”. También aludió al abuso sexual infantil. “Incesto es una palabra negada, incivilizada. El sistema judicial patriarcal encubre el incesto y en muchas situaciones lo posibilita al desoír las denuncias de las madres protectoras entregando a las niñas y los niños a esos varones presuntamente inocentes porque no hay pruebas”, indicó.

Finalmente, Graciana Peñafort afirmó que “las muchas violencias que sufrimos y sufren los cuerpos de las mujeres, y en particular un tipo de violencia que es un tipo de violencia que habla de la construcción de sentido sobre qué es ser una mujer”. Y sumó que “si hay una mirada sobre qué debería ser una mujer y qué no debería ser una mujer, no es una mirada puramente de un deber ser cuyo incumplimiento o no adecuación trae consecuencias menores, muchas veces trae consecuencias tremendas: primero, por la presión para cumplir ese deber ser, y segundo, por la justificación de no haber cumplido ese deber ser como justificación de que pasen cosas espantosas”.

Acto seguido, se dedicó a analizar el tratamiento que hacen de los femicidios los medios masivos de comunicación. “Una vez que la mujer desapareció también viene una construcción tremenda que es la construcción de la mujer, ya no de la mujer que desapareció, sino de la desaparición mediática de la mujer. Entonces es donde vemos la publicación de aspectos que hacen a la intimidad de la mujer, las fotos de Facebook (…). Y en esa primera mirada que no es una mirada real, no es una mirada sobre la mujer, sino una mirada sobre algunos aspectos de la mujer, también empieza a escribirse la historia de la mujer. De esa mujer que ha desaparecido, empieza a escribirse si es valioso o no, necesario o no que el Estado dedique recursos a su búsqueda efectiva”, señaló.

Por último, subrayó que “para esas mujeres hay demasiadas victimizaciones en un mismo hecho, no basta con haber sido víctimas de la violencia. No basta con haber sido víctimas de la vulneración de su intimidad y la reconstrucción de su vida y la mirada obsesiva sobre su cuerpo. (…) Pero también hay un tema que no es menor que hay que pensar en la construcción de cómo responden los medios de comunicación a la pregunta qué es una mujer. Pero los medios sí parecen tener muy en claro qué es una mujer y qué es lo que debería ser una mujer (…) Esta construcción de sentido sobre lo que es una mujer y sobre lo que debe ser una mujer no solo cuesta vida, condiciona profesiones, coarta planes de vida, sino que nos pone en un lugar de no decisión”, puntualizó.