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Año VII - Edición 121 23 de abril de 2008

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Coloquio sobre legislación antiterrorista y Derechos Humanos

  • Notas

Con el objetivo de constituir un espacio de reflexión sobre el futuro de la democracia y el respeto a los Derechos Humanos y la calidad institucional en Argentina, América Latina y el Estado de Israel, la fundación Abravanel organizó el pasado 3 de abril este coloquio sobre “Legislación Antiterrorista y Derechos Humanos”, que tuvo como principal expositor al Dr. Claudio Grossman (Decano de la Facultad de Derecho de American University Washington College of Law, Presidente del Comité de Cooperación Internacional de la Asociación Americana de Escuelas de Derecho y Vicepresidente del Comité Contra la Tortura de las Naciones Unidas).

Las palabras iniciales del encuentro estuvieron a cargo del Decano Dr. Atilio A. Alterini; y del Presidente de la fundación, Dr. Agustín Zbar. Por su parte, el Director Ejecutivo de la fundación, Ariel Romano Angel, realizó la coordinación de la actividad.

El Dr. Atilio Alterini agradeció a la fundación e indicó que “haber elegido a nuestra Facultad le permite realizar otras actividades propias de su rol”. Asimismo recordó que nuestra Casa de Estudios tiene un fuerte compromiso con los Derechos Humanos, “tanto es así que desde 1985 tiene una cátedra cuya asignatura debe ser cursada por todo quien se reciba en ella”. Por último, remarcó que la Universidad de Buenos Aires, como universidad pública, debe estar atenta a los problemas de la sociedad.

Seguidamente, el Dr. Agustín Zbar explicó que Abravanel es una fundación sin relación con ningún partido u organización social constituida luego de dos años de trabajo informal de profesionales, periodistas y empresarios “que nos empezamos a reunir con una preocupación común: la calidad de la democracia en Argentina y América Latina y los riesgos que los déficit democráticos generan para las minorías, en particular para la comunidad judía”. Los ejes sobre los cuales se trabajan son: el futuro y la democracia; el respeto a los Derechos Humanos y la calidad institucional. Por otra parte, hizo hincapié en la actual carencia de debate sobre Derechos Humanos y legislación antiterrorista en América Latina, máxime cuando la Argentina ha sido víctima de dos atentados perpetrados por el terrorismo internacional. En tal sentido, expresó que el propósito de la actividad era instalar la cuestión en la opinión pública y en el Congreso, ya que “la llamada ley antiterrorista dista mucho de lo que en cualquier país del mundo puede entenderse por tal”.

A continuación, el Dr. Claudio Grossman dijo que la cuestión del terrorismo y su vinculación con los Derechos Humanos afecta de manera diversa a políticas públicas relativas a la sustentación, expansión y consolidación de la democracia. Asimismo, diferenció los debates en torno al tema según el enfoque que se le da en el norte o en el sur de nuestro continente. De esta manera, opinó que mientras en el norte predomina la necesidad de mantener las libertades alcanzadas, lograr un balance adecuado entre los derechos y la necesidad de restricción que impone la lucha antiterrorista; en el sur, el debate se relaciona con la necesidad de alcanzar una protección efectiva de derechos fundamentales en un proceso de desarrollo. Indicó que ello tiene que ver con el impacto negativo que aún subsiste respecto a instituciones y prácticas heredadas de un reciente pasado autoritario, situación que impone límites al Estado para proveer seguridad en un marco democrático y de un Estado de Derecho.

Seguidamente enumeró algunos de los avances que en esta materia se han observado en las últimas décadas, a saber; que todos los gobiernos de la región, excepto uno, hayan surgido de elecciones libres y pluralistas; el fin del crimen de desaparición forzada como expresión de políticas de Estado; el desarrollo de sociedades civiles que hoy se muestran más abiertas, pluralistas, con proliferación de ONG que generan un debate cada vez más rico y rearticulan de forma innovadora la participación ciudadana en distintos ámbitos. Sin embargo, Grossman aclaró que aún hay serios problemas y enfatizó las cuestiones de pobreza y desigualdad social, carencia de medios adecuados para garantizar la educación y la salud y la discriminación de género. En el plano estrictamente político, añadió que “vemos lo que O’Donnel ha llamado la estructuración de democracias delegadas caracterizadas por poderes ejecutivos fuertes en el marco de legislativos y judiciales débiles y sociedades civiles en proceso de desarrollo. En ese contexto, los ejecutivos liderados por sujetos carismáticos inspirados en ideologías que cuestionan la democracia representativa adquieren una fuerza desproporcionada y gobiernan en el marco de vacíos institucionales cuyo resultado es la identificación de democracia con elecciones”. Por otra parte, refirió a la frecuente utilización por parte de los poderes ejecutivos del instituto de la emergencia, tendiendo a acumular aun más poder y “a menudo ignorando la normativa internacional en la materia, las cuales imponen a los Estados numerosas obligaciones”. En otro orden de ideas, resaltó que el terrorismo exalta el valor de ciertas lógicas alternativas a la de los Derechos Humanos para obtener legitimidad internacional y doméstica. En la lucha contra este flagelo, para la humanidad se suele priorizar la seguridad por sobre otros valores sociales, lo cual en el marco de instituciones débiles puede potenciar remanentes autoritarios culturales e institucionales. Empero, Grossman resaltó que el reconocimiento de ese riesgo no puede llevar a ignorar el peligro real que crea el terrorismo ya que existen objetivos legítimos de seguridad respecto de los cuales hay que desarrollar políticas adecuadas. Por otra parte, argumentó que el terrorismo afecta el terreno de las ideas. Manifestó que la idea de los Derechos Humanos implica respeto, tolerancia, debido proceso, generación democrática del poder; todo lo cual es repudiado por el terrorismo. “En nuestra región hemos luchado muy duro por resistir la idea de que el fin justifica los medios; explicar sobre la base de la supuesta legitimidad de las reivindicaciones los actos terroristas genera ecos de un pasado reciente de desapariciones y ejecuciones sumarias”, concluyó. Por último, dio algunas pautas de lo que según su criterio es necesario abordar en la actualidad en lo que concierne a la cuestión. Reiterar, en primer lugar, la validez de las normas jurídicas en la materia; ellas permiten declarar situaciones de emergencia, pero estas son y deben ser subsidiarias, y los Estados tienen las herramientas para tratar muchos temas mediante sus poderes reales. En segundo lugar, reclamó que el terrorismo no obste a la necesaria expansión de los derechos fundamentales en el sur, región cuya mayor contribución radica en la construcción de democracias pluralistas eficientes y diversas, con independencia de poderes y sociedades civiles robustas. “Reafirmando los valores centrales de la dignidad humana tendremos mayor éxito en lograr sociedades que logren atacar este serio fenómeno”, finalizó.

Posteriormente, se invitó a los presentes a reflexionar sobre la temática tratada. El Embajador de la Federación Rusa en Argentina, Yuri Korchagin, opinó que la inexistencia de una convención internacional sobre la lucha contra el terrorismo confirma las dificultades que presenta este flagelo, y destacó la tipificación que la Ley Antiterrorista rusa expusiera en 2006, esto es: “ideología y práctica de influir en la toma de decisiones de los órganos del poder nacional, regional o internacional relacionado con intimidación de la población u otras formas violentas e ilegales”. Por su parte, el Dr. Ricardo Gil Lavedra consideró que en nuestro país, en lo atinente a la punibilidad del terrorismo, tenemos una legislación imperfecta que ingresa por medio de la asociación ilícita. “Estamos muy detrás en materia preventiva”, finalizó. La Dra. María José Lubertino calificó de “auspicioso” el crecimiento, en el ámbito del MERCOSUR y asociados, de la lógica de diálogo y debate de los marcos jurídicos y de los Derechos Humanos propios de la región.

Para finalizar, el Dr. Grossman puntualizó algunas consideraciones finales e indicó que “las democracias luchan contra el terrorismo con una mano atrás, pero con la cabeza en alto; eso es esencial para la transformación del mundo”.