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Año XIII - Edición 237 25 de septiembre de 2014

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Ciclo permanente de tesis sobre Derechos Sociales y Políticas Públicas

  • Notas

El Grupo Interdisciplinario de Derechos Sociales y Políticas Públicas (DSPP) llevó a cabo el pasado 2 de septiembre en el Instituto Gioja el tercer encuentro del Ciclo permanente de tesis sobre Derechos Sociales y Políticas Públicas. Ana Grondona presentó su tesis doctoral “Tradición y traducción: Un estudio de las formas contemporáneas de gobierno de las poblaciones desempleadas en Argentina”.

Grondonarelató que el trabajo de tesis comenzó en el año 2006 y articuló una serie de investigaciones previas. “El punto de arranque, que fue la primera pregunta, y que es lo que en la tesis quedó hacia el final, fue: ¿Cuáles son las formas que adquiere el gobierno de las poblaciones desempleadas en la Argentina en el caso de los programas workfare entre 1996 y 2007?”, explicó. De esta manera, indicó que la pregunta surgió por las racionalidades de gobierno que estaban articulando esos programas concretos entre aquellos años. A su juicio, las racionalidades de gobierno movilizan tanto dimensiones estratégicas, que tienen que ver con la intervención en virtud de ciertos fines movilizando ciertos diagnósticos y delimitando ciertas poblaciones objetivo, como dimensiones morales y, por ejemplo, propone ciertas utopías que están vinculadas a ciertos ideales y creencias.

Seguidamente, identificó a los programas workfare como los programas Trabajar y Jefes y Jefas de Hogar. “Este modo de intervención en la cuestión social tiene que ver con una propuesta de reforma del Estado Bienestar que justamente vuelve a traer la cuestión de la centralidad del trabajo”, manifestó. En lo que respecta a las políticas del workfare, Grondona señaló que buscan sacar de la dependencia a las poblaciones beneficiarias y obligarlas a acercarse al trabajo. En este sentido, aquellas poblaciones sobre las que se aplicaron los esquemas workfare, en los Estados Unidos sobre todo, eran pensadas como poblaciones subclases, con un problema de fuerte estigmatización moral respecto de su comportamiento. “El Banco Mundial, por algún motivo, vio en los programas Trabajar y en los programas Jefes y Jefas de Hogar un esquema asimilable al workfare”, remarcó.

Posteriormente, la expositora aclaró que el abordaje del trabajo tenía que ver con análisis de documentos, para lo cual se inspiró en la perspectiva del análisis materialista del discurso. “Básicamente lo que tomé es esta cuestión de delimitar dominios discursivos y ponerse a analizar relaciones entre ellos como un modo de organizar el corpus documental”, reseñó. A continuación, observó que algunos aspectos de los programas que el Banco Mundial había llamado workfare son elementos arquetípicos del workfare norteamericano como, por ejemplo, la lógica de intervención neoliberal sobre la pobreza y el impulso a la responsabilización individual de los desempleados respecto de su situación.

Hacia el final, hizo mención al workfare focalizante. “En el momento del plan Trabajar encontré que el trabajo, que era obligatorio como contraprestación, no parecía tanto como un modo de dignificar a los beneficiarios, sino que sobre todo aparecía como el mejor modo de garantizar la autofocalización del programa”, analizó. De este modo, lo que generaba la contraprestación laboral era una relación entre lo que había que hacer y lo que uno recibía por ello, y era tan negativa, que solamente los más pobres iban a querer aceptar el programa. Por ende, lo que operaba era el principio de menor elegibilidad, clásico del liberalismo, y no la cuestión del trabajo como reconstitución moral. No obstante, concluyó que encontró la cuestión del trabajo como reconstitución moral en el momento de masificación del workfare, que es el plan Jefes y Jefas.