¡Seguinos!

Año XX - Edición 356 10 de junio de 2021

Buscar

Bioética y vacunación. Un difícil equilibrio entre el interés público y la libertad

  • Notas

El pasado 3 de mayo el Seminario Permanente de Investigación de Bioética y sobre Impacto de la bioética en el Derecho de Familia (directores: Noemí Rempel y Jorge Berbere Delgado – subdirector: Pablo Vadori) del Instituto Gioja llevó adelante la jornada "Bioética y vacunación. Un difícil equilibrio entre el interés público y la libertad".

En este marco, expusieron Sandra M. Wierzba (profesora titular de la Facultad), Florencia Cahn (médica infectóloga y presidenta en Sociedad Argentina de vacunología y epidemiología, SAVE), Ignacio Maglio (abogado y miembro del Comité de Ética y Derechos Humanos en Pandemia COVID-19) y Pablo Vadori (médico y subdirector del Seminario de Investigación Permanente en Bioética de la Facultad). Coordinaron y moderaron Noemí Rempel y Jorge Berbere Delgado.

Para comenzar, Pablo Vadori explicó brevemente cómolos virus se originan en el reino animal y luego afectan a los seres humanos.Luego se preguntó cómo se hace frente a la pandemia de coronavirus.“Los problemas globales necesitan soluciones globales. No se pueden aplicar a situaciones de países que caprichosamente se dibujaron en mapas. Lo primero, jerarquizar las entidades internacionales que han caído, como vimos ahora, en la última pandemia con las resoluciones contradictorias que tomaban”, planteó y agregó que “es bastante pobre técnicamente y quedó en manos de burócratas. Es inconcebible que estas organizaciones sirvan como nicho de vinculaciones políticas”.

En ese marco, indicó que “lo que se debería hacer es un monitoreo intensivo de la gente que trabaja con animales salvajes y sencillamente detección de PCR de estos trabajadores continuamente para evitar la fase más complicada que es cuando empieza a transmitirse entre personas”. Y sumó que “el segundo paso es claramente reforzar el sistema sanitario. Nos tomó de sorpresa a todo el mundo este brote. Se hicieron algunas cosas, pero hay cosas que se pueden solucionar en un día, como preparar una cama o por ahí una semana, como preparar un respirador. Pero preparar un médico, una enfermera, un kinesiólogo, incluso un camillero para trabajar en terapia requiere varios años”.

En cuanto a la efectividad de las vacunas, señaló que “está dada por la eficacia, es decir, la capacidad de producir anticuerpos y la famosa inmunidad de rebaño. Y concluyó: “La vacuna es un acto colectivo, porque vacunando a todo el que no puede recibir porque no tiene capacidad inmunológica de producir anticuerpos también se protege”.

Por su parte, Sandra Wierzba realizó unrecorrido sobre la legislación en materia de vacunas en Argentina. “Recién en el año 1983, con el advenimiento de la democracia, aparece una legislación integral sobre vacunación. Se establece por ley el Plan Nacional de Vacunación, considerando que esta debe ser, en nuestro país, gratuita y obligatoria y fija un deber social de someterse a este medio de inmunización, poniendo la carga sobre los padres, los tutores, los curadores o progenitores, los padres de vacunar a los niños, incluso con una sanción muy fuerte en nuestro país porque la falta de vacunación”. Y agregó que “una ley también muy trascendente del año 2018, además, se refiere a la vacunación como una estrategia de salud pública preventiva y altamente efectiva, lo cual es lenguaje si es sanitario y es muy particular que aparezcan una normativa jurídica, en este caso sobre vacunación”.

A fines del año 2020 se dicta la ley 27573 que autoriza al Estado, para que, por intermedio del Ministerio de Salud, celebre contratos para la compra de distintas vacunas con autorización de uso de emergencia: “En este contexto, y siguiendo un pedido o normas y criterios que venían solicitando los laboratorios productores de vacunas a nivel internacional, la ley ha establecido básicamente tres criterios críticos distintos y poco habituales. Uno fue el de fijar la prórroga de jurisdicción a favor de los tribunales extranjeros con renuncia a poner la defensa de inmunidad soberana. (...) Otra norma que también fue criticada fue aquella que establece limitaciones en cuanto a las indemnizaciones que podrían involucrar a los investigadores, fabricantes, proveedores, etcétera, salvo supuestos de maniobras fraudulentas, dolo o culpa en los demás casos”.

Para terminar, se reflexionó sobre el título de este encuentro, las tensiones entre la libertad de conciencia y la salud pública en materia de tratamientos en general. “La regla es que las personas tenemos derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y rige el principio de autodeterminación. Tenemos que dar el consentimiento informado para que se nos aplique un tratamiento, esto es así con excepciones”, indicó y señaló que “en materia de vacunación, pensándose en el efecto rebaño, está este requisito por el cual la mayor parte de la población debiera ser vacunada, de tal modo que aquellos que no se vacunan queden protegidos igual”. En ese sentido, reconoció que prevalece la salud pública y el orden público. “En principio, la legislación general de la Argentina aplica en el criterio de vacunación obligatoria, máxime perteneciendo al continente latinoamericano, con tantas desigualdades y tantas vidas que se pueden salvar de personas en una condición precaria, justamente gracias a esta obligatoriedad”.

En tanto, Ignacio Maglio aludió a la temática desde una perspectiva jurídica y bioética aproximada a lo que tiene que ver con posibilidades de responsabilidad social. “Siempre digo que la pandemia tiene una gran característica que es la capacidad desnudatoria porque la pandemia ha desnudado de alguna forma la inequidad, los desequilibrios, la falta de amor, la falta de solidaridad”, aseveró. Y sumó que “también nos muestra un costado, donde hay todavía una apuesta a la solidaridad y en el tema de vacunas también creo que es muy importante tener en cuenta estas distinciones”.

Asimismo, aludió a la inequidad que se evidencia en el acceso a las vacunas en el contexto de pandemia. “Lamentablemente hoy vemos que las vacunas en el mundo están acaparadas. El 85 por ciento aproximadamente de la producción mundial ya está en manos de los diez países más poderosos. Hay países que han comprado más allá de lo que necesitan. Canadá mismo, cuatro veces más, Estados Unidos, tres veces más, Reino Unido, tres veces más. Entonces, esto también nos genera esta alarma en cuanto a la falta de una consideración social adecuada”, expresó. “Entonces también creo que llegó la hora de pensar una bioética que esté al servicio de la gente, una bioética que tenga capacidad de denuncia”, puntualizó.

En relación con lo anterior, explicó que tras las vacunas existe un derecho esencial que es el derecho a la salud: “Cuando el Comité de Seguimiento que todos ustedes conocen hizo aquella famosa Observación General del año 2000, estableció con claridad que uno de los elementos esenciales de derecho a la salud, y yo incluyo el derecho a la inmunización y el derecho a la vacunación, tiene que ver con la disponibilidad, con la accesibilidad, no generar y o remover, en todo caso, aquellos obstáculos que impiden que todas las personas, en especial los grupos de riesgo, accedan rápidamente a la vacuna”. En consecuencia, el Estado no puede alegar la limitación de los presupuestos. “Entonces, si nosotros seguimos, por ejemplo, los lineamientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sabemos que también con todo el derecho del mundo podemos suspender los pagos ahora que se está discutiendo la refinanciación de la deuda externa Argentina. Tenemos todo el derecho que nos otorga el derecho internacional de los derechos humanos a suspender o prorrogar los pagos de los intereses de la deuda hasta tanto no tengamos cobertura integral para esta pandemia”.

A su turno, Florencia Cahn afirmó que las vacunas son víctimas de su propio éxito. “Cuando empezamos a vacunar contra esa enfermedad, a medida que las coberturas de vacunación aumentan, la incidencia de la enfermedad va disminuyendo. Por determinadas razones que tienen que ver con esta pérdida de confianza, por mitos, por posverdad, por infodemia, por desinformación, por múltiples razones, aparece una pérdida de confianza en las vacunas”, indicó. “Entonces, como decimos siempre, cuando las coberturas bajan, las enfermedades vuelven, se genera un brote y hay que trabajar mucho en la recuperación de la confianza para que justamente pueda disminuir nuevamente la incidencia de la enfermedad”, aseguró.

La expositora planteó que las vacunas y el calendario nacional de vacunación son un derecho, pero también son una obligación porque cuando uno se vacuna, se protege a sí mismo, pero también a quienes lo rodean. “El profesional de la salud que está en contacto con esa persona tiene que ver que ese paciente o esa paciente tenga sus vacunas al día y no hacerlo es una oportunidad perdida de vacunación”, comentó. Y añadió que es necesario “también tener en cuenta que el mundo no se divide en pro vacunas y antivacunas. Por ejemplo, en Argentina, la mayoría de la población acepta las vacunas y defiende las vacunas como una estrategia, como una herramienta para prevenir enfermedades. El extremo de los grupos antivacunas es un grupo muy minoritario, pero cada vez se puede hacer mucho ruido, sobre todo en redes sociales o en foros”.

Video