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Año X - Edición 179 14 de julio de 2011

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Bicentenario del nacimiento de Domingo F. Sarmiento

  • Notas

Con motivo de celebrar el bicentenario del nacimiento de Domingo F. Sarmiento, el 24 de junio último en el Salón de Usos Múltiples del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja”, el Seminario Permanente sobre la Historia de la Facultad de Derecho organizó una mesa redonda que contó con la coordinación del Dr. Tulio Ortiz, y el auspicio de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.

Domingo F. Sarmiento (1811-1888), Presidente de la Nación entre los años 1868 y 1974, fue una figura controvertida pero de trascendental relevancia en la escena política y cultural argentina, logrando imponer en la agenda pública la revalorización del sistema educativo inclusivo e igualitario.

El primero de los expositores fue el Dr. Alberto Dalla Via, quien señaló que Sarmiento fue un hombre siempre muy vinculado con el saber jurídico. A decir verdad, fue éste quien supo trabar una relación muy cercana con el ministro de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, Joseph Store, miembro de aquella recordada Corte presidida por John Marshall, responsable entre otros fallos de Marbury v. Madison. Algo similar ocurrió entre Sarmiento y el constitucionalista argentino Juan B. Alberdi, aunque con el tiempo surgieron algunas asperezas que dieron por resultado una agria rivalidad entre ambos.

“El maestro de América” en retiradas oportunidades no tuvo reparo alguno en formular duras críticas al trabajo realizado por Alberdi en la redacción de nuestra primera Constitución Nacional. El pedagogo sostenía que antes de contar con una copia de la Constitución de los Estados Unidos, prefería tener el original, en referencia a la insoslayable influencia de la Constitución norteamericana en los trabajos de Alberdi. En cuanto a este último, el jurista no se permitió ignorar las formulaciones de su compatriota, aprovechando la publicación de algunos de sus textos para contestar a las críticas de Sarmiento.

“Alberdi, que era un fino jurista, lo descalificaba a Sarmiento, decía que tenía una mentalidad casi periodística. Sarmiento era muy agresivo en sus escritos, era un hombre muy pragmático que llegó a ser Presidente de la Nación”, explicó el ponente.

Fueron de gran inspiración para Sarmiento las reflexiones del pensador francés Alexis de Tocqueville en su obra “La democracia en América” del año 1835, en donde se describía a los Estados Unidos como una nación en donde se era testigo de una apertura de los derechos políticos de los ciudadanos. Esto último, de algún modo era contrario a la visión de Alberdi, quien siendo poseedor de un pensamiento más aristocrático, prefería distinguir entre derechos civiles para todos y derechos políticos para unos pocos.

Luego, hizo uso de la palabra el reconocido historiador Luis Alberto Romero que optó por abocarse al análisis de la relación de Sarmiento con la educación y la democracia.

Sin obviar la existencia desde siempre de un sinfín de detractores a una figura que nunca dejó de ser controvertida, comentó sobre uno de los artículos publicados por éste en el año 1841, esta vez en su calidad de periodista, durante su paso por Chile titulado “Venta de zapatos”. Allí, desde una óptica costumbrista queda de relieve la capacidad de Sarmiento de observar críticamente ciertos rasgos de la sociedad y simultáneamente proyectar un cambio real sobre la misma. Romero añadió que en este artículo se vuelve tangible la notable influencia de las obras de de Tocqueville en el pensamiento de un hombre multifacético como Sarmiento que, además de ser presidente, docente y periodista, fue también minero y montonero -milicias informales usualmente organizadas en el seno de una pequeña comunidad rural para hacer frente a conflictos intestinos-.

En el artículo en cuestión, Sarmiento se centra en el análisis de la democracia en Chile, deteniéndose muy especialmente en la llamada Plaza de Armas, Plaza Principal de Santiago de Chile, sitio en donde se congregaban algunos artesanos populares conformando una suerte de feria. Observa Sarmiento en este armado social lo que podría conocerse como “pueblo”.

Su mirada analítica continuará a lo largo de toda su vida, viéndose plasmada también en su mítica pero aún así controvertida obra “Civilización y barbarie”, en donde nos topamos con un estudio muy lúcido de la sociedad argentina.
Este europeísta convencido, cuando conoce finalmente al Viejo Continente se desilusiona profundamente. Descubre allí al “antiguo régimen”, con sus campesinos ignorantes y en condiciones de preocupante precariedad. Ve allí el pasado, más que el futuro, se enfrenta a un mundo viejo y en decadencia.

Diferente será su impresión respecto a los Estados Unidos una joven sociedad capitalista, igualitaria y democrática en aquél entonces. Sufre un fuerte impacto al comprobar que en aquella sociedad hay una igualdad en los modales, en la vestimenta y hasta en los mismos ferrocarriles en donde sólo había una clase, mientras que en Europa existían por lo menos tres.

Según Romero, las dos grandes novedades del siglo XIX fueron el capitalismo y la democracia, sabiendo que la articulación entre ambos elementos se concretaba a través de la educación. Sin embargo, ésta no siempre fue concebida del mismo modo. En torno a este aspecto, sabidas son las disputas que transcendieron lo ideológico entre Alberdi y Sarmiento. Este último era partidario de una educación popular, igualadora e inclusiva que excediera la mera alfabetización, mientras que Alberdi prefería una educación más acotada en sus objetivos, una educación de instrucción que sólo enseñara a los estudiantes un oficio determinado.

“Durante muchas décadas esta sociedad ofreció aquello que Sarmiento encontró de singular en la sociedad norteamericana de mediados de siglo XIX, la posibilidad perfectamente creíble para sus miembros de la mejora y el ascenso, asegurar que para quien se esforzara y lo mereciera era posible disfrutar de lo que la civilización tenía para ofrecer”, concluyó Romero.

La jornada concluyó con la intervención del Dr. Héctor J. Tanzi que siguió reflexionando sobre la figura de Sarmiento y su influencia en la sociedad argentina desde los textos de su autoría. De hecho, se refirió a la prolífica obra periodística de Sarmiento, que se inició en tal oficio con la publicación de su primer periódico de claro corte unitario en San Juan. “Escritor apasionado, tenía una amplia visión cultural que extraía de su mucha lectura. Pero se vio afectado por la desespañolización que privó entre sus contemporáneos, manifestada en sentimientos de hispano-fobia y exaltación de lo extranjero”, indicó Tanzi.

La dinámica obra literaria de Sarmiento fue de suma importancia para la región, siendo por muchos considerado como un escritor de mucho mérito y merecedor de un amplio reconocimiento. Sólo por tomar dos ejemplos Tanzi mencionó la obra “Facundo”, publicada en Chile en el año 1845 y “Recuerdos de provincia” del año 1850. En cuanto al primero de ellos, lo resumió como una reconstrucción de la vida nacional de la época del rosismo en cuanto al segundo como expresión de un lenguaje pulido y como recuerdo de las costumbres americanas.

“Durante muchas décadas esta sociedad ofreció aquello que Sarmiento encontró de singular en la sociedad norteamericana de mediados de siglo XIX, la posibilidad perfectamente creíble para sus miembros de la mejora y el ascenso, asegurar que para quien se esforzara y lo mereciera era posible disfrutar de lo que la civilización tenía para ofrecer”, concluyó Luis Alberto Romero.