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Año XIV - Edición 258 05 de noviembre de 2015

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Balance y perspectiva del Sistema Multilateral de Comercio: a 20 años de la creación de la OMC

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El pasado 19 de octubre en el Salón Verde tuvo lugar la jornada “Balance y perspectiva del Sistema Multilateral de Comercio: a 20 años de la creación de la OMC”, organizada por el CEIDIE. La actividad se realizó al cumplirse 20 años de la creación de la Organización Mundial del Comercio.

Carlos M. Correa pronunció una breve introducción al evento. Tras esto, Alfredo López Bravo, moderador del evento, presentó a los expositores. Félix Peña resaltó que en estos últimos años se ha avanzado en disciplinas colectivas en materia de comercio internacional, se ha avanzado en transparencia y “tenemos quizás el mayor aporte de estos últimos 20 años, el sistema de solución de controversias, solución de puntos de vista distintos sobre las reglas de juego de la OMC”. Por otra parte, hizo referencia al punto inicial del “proceso que nos está llevando a lo que tenemos que resolver hacia el futuro, que es el acuerdo entre Francia y Gran Bretaña de 1860, el acuerdo Cobden-Chevalier”. Peña consideró que este fue el comienzo de la génesis de lo que aspiró a ser un primer esbozo del sistema multilateral de comercio. “Es necesario irse para atrás para encontrar lo que realmente es importante en este momento, lo que realmente es importante es quién fija las reglas en el sistema internacional”, declaró.

A su turno, Adrián Makuc explicó: “Así como la OMC fue un éxito en el inicio como resultado de la Ronda Uruguay, a partir del 2001 se empieza a plantear una situación en este nivel del sistema multilateral de reglas que es la imposibilidad de llegar a una nueva negociación que tenga un resultado y que vaya adaptando las reglas a lo que está sucediendo en el mundo real de la economía mundial”. En este sentido, destacó que este problema sigue existiendo hoy. Así, el atraso de las reglas del sistema multilateral, por el fracaso de la negociación de la Ronda de Doha, “da pie a lo que empieza a suceder en el resto del mundo en términos de acuerdos comerciales regionales”.

Posteriormente, Enrique Barreira examinó que “cada organismo tiene objetivos distintos, intereses diferentes, dentro de un mismo Estado”. Los organismos inspiran medidas para el sistema de comercio internacional para proteger valores o bienes jurídicos propios de sus respectivas esferas de intereses. “Teóricamente, ellos son asesores, establecen pautas. Pero emiten opiniones, prácticas, recomendaciones, patrones de conductas, que orientan la conducta de los órganos públicos nacionales. No son normas bajo amenaza de sanción. Aparentan una menor imperatividad porque no hay amenaza de pena en el caso de incumplimiento de la norma. Es supuestamente voluntaria, pero influyen de forma decisiva, es lo que llamamos hoy el soft law, el derecho blando”, desarrolló. Detrás de esto, hay una calificación internacional negativa, plazos para imponer las pautas, entre otras cuestiones. “El derecho blando utilizado por los organismos internacionales influye en quienes elaboran las leyes”, remarcó.

En el marco del segundo panel, María Manuela Moccero analizó que desde 1995, cuando se crea la OMC, hasta octubre del corriente año se han sustanciado 498 diferencias. Asimismo, la oradora entendió que hay confianza en el sistema y afirmó que en lo que va de este año hay diez controversias presentadas. Además, Moccero resaltó que el Acuerdo Antidumping tiene 110 casos que lo fundamentan, el Acuerdo de Subvenciones y Medidas Compensatorias, 109 casos. “De los acuerdos específicos, estos dos acuerdos son los que han suscitado mayores controversias”, añadió. Respecto a Argentina, detalló que actuó como parte reclamante en 20 casos, en 22 como parte reclamada y en 58 casos como tercera parte, “en muchos de los cuales nos hemos reservado el carácter de tercero inclusive en 2015”.

Por su parte, Sandra Negro manifestó que a 20 años de la creación de la OMC “es bueno pensar en la institucionalidad del sistema”. Así, indicó que en términos de organizaciones internacionales, es relativamente joven. “Esto hace que de ellas se puedan decir muchas debilidades, pero sin dudas, ha nacido con algunos elementos diferenciadores frente a otras organizaciones internacionales”. Así, desde el punto de vista de su conformación, significa un adelanto relativo en lo que hace a la estructura, “en primer lugar porque introduce la cuestión del desarrollo”. Así, se reconoce la diferenciación según el grado de desarrollo de los estados y el acuerdo en el año 1995 establecía cuatro categorías de países. Esta diferenciación en la categorización de la membresía no necesariamente se refleja en el tratamiento acordado en los distintos acuerdos, “si bien, también en esto la OMC da un paso adelante comparativamente con organizaciones internacionales surgidas en los ‘40, ‘50, ‘60 y ‘70”.

Finalmente, Carlos M. Correa hizo alusión al Acuerdo de Propiedad Intelectual de la OMC y mencionó posibles paradojas en torno de este acuerdo. “La primera es que el objetivo central del GATT, como luego ha sido el objetivo central de la OMC, tiene que ver con la liberalización del comercio, la facilitación de los flujos comerciales”. Sin embargo, el Acuerdo de Propiedad Intelectual está basado en el reconocimiento de derechos exclusivos, de ius prohibendi, derecho de exclusión de los competidores, que fragmenta el mercado internacional antes que promover su vinculación. “Por esto es que algunos economistas neoclásicos reaccionaron muy fuertemente frente a la idea misma de tener un acuerdo de propiedad intelectual”, agregó.

“Es necesario irse para atrás para encontrar lo que realmente es importante en este momento, lo que realmente es importante es quién fija las reglas en el sistema internacional”, declaró Félix Peña.