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Año XXII - Edición 389 18 de mayo de 2023

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A 40 años de la transición: ¿Qué democracia tenemos?

  • Notas

El pasado 20 de abril, en el SUM del Instituto Gioja, tuvo lugar la actividad "A 40 años de la transición: ¿Qué democracia tenemos?", organizada en conjunto por el Proyecto de Investigación DeCyT “40 años de Democracia en Argentina: balance y desafíos respecto de los derechos de participación política”, la Secretaría de Investigación, el Seminario sobre “Representación Política Inclusiva” y el Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales Ambrosio L. Gioja. Disertaron Gerardo Scherlis, profesor titular de Teoría del Estado, (Facultad de Derecho UBA) e investigador del CONICET y María Alejandra Perícola, profesora adjunta de Teoría del Estado y Derecho Constitucional, Facultad de Derecho UBA. La actividad contó con el auspicio del Observatorio de Derecho Electoral.

Para dar inicio, Gerardo Scherlis, comenzó haciendo referencia al concepto de democracia: “Es la combinación de elecciones libres y limpias, es decir, es una competencia electoral que admite la presencia irrestricta de distintas opciones. En adición, todo esto se desarrolla en el marco de un régimen que protege los derechos civiles y políticos. Así entendida, pasa a ser el sistema más habitual y que puede surgir en cualquier grado de desarrollo económico”. En lo que concierne a la situación de Argentina, mencionó: “La democratización fue parte de un proceso regional y global. Casi toda la región Latinoamericana pasó de tener gobiernos autoritarios, a democráticos. Los indicadores sociales en nuestro país son bastante malos. Esto no significa que no tuvimos democracias, sino que, dentro de la misma, puede haber malos gobiernos. Se genera entonces un gran desafío porque gran parte de la sociedad comienza a desapegarse y a desconfiar. El nivel de identificación con los partidos políticos y el Congreso es cada vez peor”. De esta manera, aseveró: “Una democracia consolidada requiere que esté aceptada por los distintos actores relevantes del sistema político, entendida así, como las únicas reglas del juego posibles”.

Por otro lado, analizó como logros la reducción de la violencia política como mecanismo de resolución de conflictos, la ampliación en forma sustantiva de los derechos civiles y políticos, y un activismo social en términos de reclamos, demandas y protestas frente a una vulneración de los derechos. No obstante, reconoció como déficits un débil control al poder, ya que los líderes políticos suelen abusar de sus facultades, y una desigual protección en torno a los derechos individuales.

Por consiguiente, caracterizó las posturas de los autores: “Algunos postulan la existencia de democracias delegativas debido a que, si bien la ciudadanía elige, delega el poder en el gobernante para que gobierne como quiera. Otros, sostienen una democracia electoral ya que las elecciones son libres y democráticas, pero, hasta ahí llega el control. La rendición de cuentas es débil y los gobiernos son corruptos”.

Seguidamente, describió qué sucede a nivel global: “Estamos pasando de una democratización a una autocratización. Cada año son más los países que viven en regímenes autoritarios, no según el viejo estilo, sino más a nivel competitivo en donde hay elecciones, pero, las mismas no se realizan bien, los líderes ponen restricciones a la oposición y se aprovechan de su poder. Según el informe ‘Varieties of Democracy’, la Argentina vive dentro de una democracia electoral y se encuentra en el ranking de democracia en el puesto 46, de entre 179 países. Sin embargo, aclaró: “Nuestro país hace varios años está estancado en su nivel de democracia, sin mejoras. Esto debería preocuparnos, ya que no es un tema que esté en las agendas geopolíticas internacionales”.

Por último, María Alejandra Perícola basó su exposición en el desarrollo de los derechos de participación política, puntualizando primero en el derecho de las mujeres: “Fue una de las primeras medidas que se observaron en los procesos de consolidación. La primera generación de acciones afirmativas se dio con la sanción de la Ley 24.012, luego tuvimos la ley de paridad de género e incluso disposiciones en relación a las personas no binarias o intersexuales”. Por su parte, prosiguió con el derecho de las personas privadas de libertad sin condena: “En un fallo, la Corte Suprema declara inconstitucional un inciso del artículo 3 del Código Electoral Nacional que excluía del padrón electoral a las personas con prisión preventiva. Luego de esta jurisprudencia, se sanciona la Ley 25.858”. Para finalizar, enfatizó como asignaturas pendientes los derechos de sufragio de personas con condena firme, la regulación eficiente del derecho de participación política de los pueblos indígenas, el derecho al voto de las personas con discapacidad mental, y, el encabezamiento de listas partidarias con mujeres.