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Año V - Edición 86 18 de mayo de 2006

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Palabras pronunciadas por el Dr. Tulio Ortiz

  • Colación

Autoridades presentes, Señores Consejeros, señores Profesores, invitados especiales, señores y señores, y especialmente ustedes, queridos graduados.
 
No voy a pronunciar un discurso sino intentar una reflexión dirigida a nuestros graduados.
 
Hace cuarenta años estuve sentado en aquel lugar donde están ustedes ahora. Fue un 28 de julio. Al día siguiente, como un rayo cayó la intervención y comenzaron los tiempos difíciles de la Universidad de Buenos Aires (y de todas las públicas de entonces). La intervención trajo un importante éxodo primero, como un vaciamiento de la sangre nutricia, luego el conflicto y finalmente el miedo.
 
Veinte años después se restauró la universidad pública en donde resurgió la autonomía, el pluralismo y el cogobierno en una universidad que no se desentiende de los problemas sociales y nacionales.
 
Hoy ya no flotan aquellas antiguas oscuras nubes de la irracionalidad propia de los iluminados de antaño, pretendidos dueños de la verdad que imponían con  intolerancia.
 
No obstante recientemente el horizonte ha vuelto a oscurecerse con nuevos brotes de irracionalidad que pretenden impedir por la fuerza algo tan elemental como lo es que los universitarios se reúnan, debatan libremente y elijan en el seno de la Asamblea Universitaria, órgano máximo de la institución.
 
¿Es que quizá estemos ante nuevos tiempos difíciles?
 
Entonces, les quiero pedir, queridos egresados, que cada uno de ustedes, desde el lugar que se encuentre, luchen por conservar esta Universidad que tanto ha costado consolidar.
 
Esta Universidad que hoy les da el título.
 
Esta Universidad pacífica, pluralista, sede de la búsqueda del saber y la verdad.
 
Esta Universidad que debemos defender, porque es nuestra Universidad.

Nada más.