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Año VIII - Edición 154 03 de diciembre de 2009

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Discurso pronunciado por la Dra. Noemí E. Goldsztern de Rempel

  • Colación

Señor Decano, Señor Secretario de Investigación, Señores Profesores, Invitados Especiales, Familiares y amigos de los graduados y sobre todos noveles graduados:

Con enorme emoción agradezco al Señor Decano la alta distinción que me ha conferido al permitirme ser quien dirija las palabras de despedida a este grupo de egresados en particular.

Jóvenes graduados: hoy mi voz es la de todos los profesores que los hemos acompañado a lo largo de estos años de trabajo duro, esforzado y decidido. Cada uno de nosotros, desde el pequeño mundo de su propia materia, pretendimos dejar en ustedes mucho más que los conocimientos propios de un programa particular. Buscamos transmitirles ideales, pasión, compromiso. Aspiramos haber dejado en ustedes una sed insaciable en la lucha por la verdad y la justicia. Sabemos que les hemos dado las armas para que la lleven adelante. Desde el lugar que cada uno de ustedes elija: la magistratura, la función pública, la profesión liberal, la investigación, la vida académica, no olviden renovar diariamente el compromiso que en momentos más asumirán de desempeñar de manera leal y honesta la noble profesión de abogado. No dejen nunca de estudiar, de mantenerse actualizados, el derecho se transforma permanentemente y ustedes deben evolucionar a la par. Defiendan siempre el derecho, sin olvidar jamás que asumen un compromiso aún mayor en vuestra defensa de la justicia. Así honrarán nuestra profesión y transmitirán el orgullo de ser abogados como nosotros, sus profesores, lo hemos hecho con ustedes.

Comencé diciendo que este grupo de egresados tiene para mí una significación muy especial. La alegría que como profesora de esta Casa siento al darle la bienvenida a la vida profesional a 153 abogados, 6 traductores, 2 calígrafos y 1 procurador se potencia por integrar mi hijo este conjunto de noveles graduados.

Por ello mi voz es hoy, también, la de todas las mamás, papás, hermanos, abuelos e hijos, esposas y maridos, novios y familiares presentes en este Salón o en el recuerdo que los miramos con mucha emoción mientras revivimos el esfuerzo que hay atrás de este logro. Los hemos visto comenzar, algunos decididos en su elección, otros dubitativos sobre si era la verdadera vocación, todos un tanto intimidados. Los inquietaba desde la magnitud del desafío que enfrentaban hasta las dudas sobre la propia capacidad para concretar el sueño. La primera vez que subieron la majestuosa escalinata de acceso a este hermoso edificio se habrán preguntado si alguna vez la bajarían con el título en sus manos. Hoy esa pregunta encontró respuesta. Y nosotros, sus familiares, también nos sentimos parte de ese logro. Recordamos los cafés o mates compartidos de madrugada, mientras estudiaban la bolilla rebelde que no conseguían recordar. Evocamos las tardes esperando que suene el teléfono para escuchar el “aprobé” ante la materia difícil o el profesor exigente. Revivimos los nervios de las últimas materias y los abrazos del “aprobado” final, ese que los llenó de satisfacción y nos emocionó hasta las lágrimas. Sepan que estamos muy orgullosos de ustedes. Nadie mejor que nosotros sabe todo lo que han batallado para estar ahora aquí.
A partir de hoy serán graduados de la Universidad de Buenos Aires. Porten dignamente el título otorgado por esta prestigiosa Universidad pública, gratuita, pluralista y democrática. No olviden nunca la deuda de honor que han contraído con nuestra sociedad. Hónrenla ejerciendo la profesión con sentido social, velando no solo por los intereses de aquellos cuyos derechos y libertades defienden sino también por el respeto al Estado de Derecho y la defensa de los valores superiores que son la base de la sociedad.

Finalmente no se vayan hoy para siempre de esta, nuestra querida Facultad. Permanezcan en sus posgrados, en su carrera docente, utilicen su biblioteca o simplemente vuelvan a consultar a sus profesores que estaremos siempre aquí, nosotros y quienes nos sucedan esperándolos.

Asuman el desafío, cuentan con las armas, el mundo se abre ante ustedes y ¡el éxito los está esperando!
Mis felicitaciones para todos.